Julián García Candau
Dos discursos
Era de esperar que Florentino Pérez le echara flores a su entrenador, aunque no le haga plenamente feliz la actuación del equipo ni las actitudes que adopta. El presidente, en plena temporada, debe dar sensación de unión. Otra cosa será si hay que tomar decisiones drásticas. Florentino aún tiene la ilusión de ganar la Liga de Campeones. Esa es la meta para Mourinho. El discurso ante los socios veteranos estaba dentro del guión. No estaba previsto que se viera obligado a amonestar su actitud de rendición.
Mourinho se sintió desarmado tras el empate con el Espanyol. Tras la igualada llegó la victoria barcelonista y la distancia se amplió a trece puntos. El entrenador consideró que tal diferencia es casi imposible de superar y mostró conformidad con la derrota. El Madrid nunca se rinde, y Florentino tardó 24 horas en responder. En el almuerzo con las plantillas de fútbol y baloncesto recordó que el espíritu del club es luchar hasta el final. Florentino mandó dos mensajes distintos. En el primero, quiso dar sensación de apoyo al entrenador. En el segundo, le mandó un recado. No le gustó que se diga públicamente que el Madrid da por concluida la Liga. Su recado fue sutil y podría ocurrir que a Mourinho no le vayan las sutilezas. A él a y a sus acólitos les gusta amedrentar a los periodistas. Acorralar e insultar a uno, Antón Meana, como han hecho porque no les gustan sus informaciones, es reacción propia de turiferarios del salazarismo.
Posdata. En Portugal hubo revolución de los claveles, pero quizá no se han enterado.
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