Toni Bolaño
Ducha escocesa
Soñar es gratis. Es la pasión de los independentistas. Cualquier excusa es buena para teorizar sobre las bondades de la segregación de Cataluña. No hace falta que sea cierta, basta con repetirla. Ya lo decía el mesiánico Goebbels. Para muestra un botón. En las últimas horas, el entusiasmo se ha desbordado. Un vicepresidente del Parlamento Europeo ha dicho que no entiende que el Gobierno español no autorice una consulta sobre la independencia. Los medios soberanistas han desatado la euforia explicando que Cataluña tiene sólidos aliados. Europa acogerá con agrado a Cataluña como nuevo Estado. Una gran noticia recogida con algarabía y emoción.
Alexander Álvaro, el diputado desconocido, ha pasado a ser un icono. Ojo, no confundir con el jugador de fútbol de Uruguay apodado «el Chino». Lo malo es que el eurodiputado no sabe «por qué Cataluña pide la independencia». Pequeño detalle éste que ha caído en las incansables huestes nacionalistas como un jarro de agua fría. Pero no ha sido lo peor. Pocas horas después, el soberanismo ha sido sometido a un tratamiento en forma de ducha escocesa.
El primer ministro británico, David Cameron, ha roto las hostilidades con Escocia. Su Gobierno ha publicado un informe demoledor que insiste en una evidencia. No duda de que Escocia pueda vivir fuera de Reino Unido pero deja claro que fuera hace frío. Que Reino Unido es el «Estado continuador» y que Escocia es «el nuevo Estado». Conclusión: deberá empezar de cero.
Este informe no ha tenido eco en los medios catalanes. No es una buena noticia. Con el transparente criterio de «lo que no se cuenta no existe», el mundo soberanista ha pasado página con celeridad. Del eurodiputado, tan desconocido como el futbolista uruguayo, ni se acuerdan. La bisoñez de sus declaraciones recomienda poner sordina. La ducha escocesa, mejor obviarla. Para alternar chorros de agua fría y caliente, hay que tener agallas.
✕
Accede a tu cuenta para comentar