Elecciones Generales 2016

Duelo de titanes

La Razón
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Hoy es el día. Hoy juega su primer partido en esta Eurocopa la Selección española. No se juega en una buena hora porque pilla al personal currando o a punto de volver a entrar a currar. Es el bautizo de una Roja ajetreada con el escándalo de De Gea y vapuleada por una desconocida Georgia. Podremos chillar a los contrarios, jurar en arameo, darle caña al árbitro –una afición con mucha enjundia en nuestro país–, ver penaltis cada vez que los nuestros entran en el área y minimizar el trompazo al delantero en la nuestra, y desgañitarnos si La Roja marca un gol. No quiero ser agorero, si lo marca.

En fin, con la adrenalina a tope, nos tomaremos un descanso para ver otro partido. El del debate entre los candidatos a la presidencia del Gobierno, o como mínimo candidatos a volver a meterse en un jardín de negociaciones, contranegociaciones, reuniones, más reuniones, declaraciones, contradeclaraciones, entrevistas en «prime time», para decidir quién será el nuevo inquilino de La Moncloa. Nadie va a tener los diputados suficientes y entenderse con alguien será clave, incluso saludable. Los resultados no auguran un final feliz y los españoles podemos acabar otra vez sometidos a una terapia de grupo que nos puede llevar a aficionarnos al trankimazin.

Rajoy, Iglesias, Sánchez y Rivera –Mariano, Pablo, Pedro y Albert, según la moda que ha implantado la nueva política– se verán las caras. Es un debate preventivo, fijado lo suficientemente lejos del día de la votación para poder enmendar errores. A tenor de lo que ha pasado en los debates de precalentamiento, los candidatos van a entrar en juego bronco y se van a repartir de lo lindo. Los espectadores podremos chillar a los contrarios, jurar en arameo, dar caña a los tres moderadores –versión del árbitro en el debate político–, ver entradas de baja estofa de los adversarios a nuestro favorito, y elogiar su habilidad para hacer lo mismo con los adversarios. Eso sí, no podremos ver el gol hasta el 26 de junio.

Será un día agotador, sin duda. Los primeros espadas dedicaron la jornada de ayer a prepararse para su duelo de Titanes. Hoy continuarán trabajando la puesta en escena, los argumentos, el tono, la estocada o el pescozón. Estará todo muy estudiado. Podrán discutir sus propuestas atendiendo a las reglas democráticas. Algo, la democracia, que algunos no tienen intención de respetar. Una profesora de Lleida, Inma Manso, tiene que dar clase protegida por la policía. Su delito, ser la subdelegada del Gobierno y sufrir una campaña de gran ingenio bajo el epígrafe «fuera fascistas de la universidad». Este ingenio traspasa kilómetros y fue el mismo que se utilizó para boicotear una conferencia de Leopoldo López, cuyo único delito es pedir la libertad de su hijo preso en una cárcel venezolana por pedir democracia y libertad. Le pasó también a Alicia Sánchez Camacho, candidata del PP por Barcelona, cuando repartía propaganda en un mercado de Vic y fue acechada con gritos de «fuera, fuera», o a Albert Rivera cuando realizaba un mitin en Barcelona y lo calificaron de «facha» y españolista. Son los nuevos demócratas –estos últimos miembros de Arran, la organización juvenil de Endavant, partido dirigido por la líder de la CUP, Anna Gabriel, que no lo ha condenado– que se lanzan a su particular campaña electoral. Tienen por máxima silenciar al adversario y amedrentarlo. Su objetivo es imponer sus ideas, por la fuerza, dejando en fuera de juego a las del adversario. Son esos «demócratas descerebrados» que se consideran en posesión de la verdad y, por tanto, no dudan en imponérsela a todo aquel que les intente llevar la contraria como sea. Combatirlos sí que será un duelo de titanes.