Ángela Vallvey

Educar

Ángel Ganivet refería una historieta que resumía con brillantez el universal problema de la educación: en un tiempo muy, muy lejano había un maestro que le preguntó a un alumno llamado Jaimito: «Dime, niño, ¿quién ha escrito 'El Quijote'?». El alumno miró horrorizado a su señor profesor, levantó las manos y contestó rápidamente: «¡Yo no he sido, yo no!». El profesor, en vez de castigar al chiquillo, sintió que su moral se venía abajo. Decidido a tomar cartas en el asunto, fue a hablar con el padre de Jaimito y le dijo: «Mire, don Fulánez, le he preguntado a su hijo que quién había escrito 'El Quijote' y me ha respondido que él no ha sido». El padre de la criatura se encaró con el maestro: «¡Pues si mi hijo dice que él no ha sido, es que no ha sido!». El profesor, desolado por la incultura que parecía rodearlo, se fue a ver a un compadre y se desahogó con él, a lo que éste respondió, tratando de consolarlo: «Bueno, ¿y es verdad o es mentira que no lo ha escrito el chaval...?». El maestro, al borde del síncope, decidió contárselo todo al Inspector General de Educación, esperando que él tomara las decisiones oportunas. El hombre, que acababa de ser nombrado para el cargo, intentó tranquilizar al enseñante: «Pues si es verdad que el niño no lo ha escrito, ¡no se haga usted mala sangre, hombre!...». El maestro, catatónico perdido, no paró hasta que fue recibido por el ministro del ramo, al que refirió todo lo ocurrido. El ministro, tranquilo (también acababa de ser nombrado), le dijo: «No se preocupe. Usted averigüe quién lo ha escrito, que yo le aseguro que lo castigaremos como merece, ¡faltaría más!...».

Y, entonces, el maestro se cayó muerto.

(Maestro: profesión de riesgo. Sí).