Pedro Narváez

El califato de Mas

Entre el califato de Iraq, que quiere besar la tierra de Al Andalus, y el de los países catalanes, que ya tiene reserva católica en la fiesta de San Juan, sólo nos queda refugiarnos, como Don Pelayo, en lo que hoy es el Principado de Asturias, que no deja de ser un símbolo del significado de nuestra monarquía que a la postre resultará dulce y contundente como el arroz con leche y ante la que los republicanos, menos Eduardo Madina que sigue su historia de playback, han enmudecido en el espejo de su ridículo donde ensayaban que los valores de la bandera morada eran la igualdad y el civismo, como si la Corona representara la opresión y el desorden. El socialismo calla. Las chicas de ayer del PSOE, así se llamaba Elena Valenciano por el himno de Nacha Pop, enseñan sus nociones exprés de la cultura popular de los ochenta y llaman escuela de calor, la mítica canción de Radio Futura, al campus Faes, como si aquella pieza maestra tuviera connotaciones negativas cuando encierra más filosofía que un párrafo de Amy Martin. La letra rezaba «arde la calle al sol de poniente, hay tribus ocultas cerca del río». Y aquí están, unos en el Ebro, y otros junto al Éufrates. Los dos califatos, el fundamentalista islámico y el nacionalista catalán, viven en la melancolía de lo que quieren ser y no son; ocupar tierras que jamás fueron suyas aunque en su imaginario se les deba como la legítima herencia del padre. Luego critican a Israel que lava con su sangre los muertos a Occidente. Los yihadistas siempre se retratan con un fusil para que no le hurtemos el alma. La Asamblea Nacional Catalana, sin embargo, en la que se habían enrolado colectivos llamados pacifistas, se han encontrado, en vez de a un remedo de John Lennon, con un ejército propio. Y Forcadell cogió su fusil. Luego dirán en la derrota que no fueron a luchar contra los elementos. Oh capitán, mi capitán Artur Mas, salga del club de los poetas muertos, que no puede andar entre el hedor de las vísceras con su regimiento de zombis con metralleta.