Francisco Marhuenda
El cambio de tendencia
La responsabilidad de Rajoy es con 47 millones de españoles. Los que le han votado y los que no lo hicieron, porque su gran reto es sacar a España de la mayor crisis desde la posguerra. Es lo único importante. Las medidas impopulares y las reformas profundas son imprescindibles. No afectan sólo a la economía sino también a la organización del Estado para conseguir que sea más eficaz al servicio de los ciudadanos. No son tiempos para tomar decisiones fáciles o gobernar a golpe de encuesta. No es una carrera de popularidad sino de responsabilidad. Los atajos fáciles nos llevarían al desastre. Es lógico que exista incomprensión, inquietud e incluso angustia, pero la situación ha sido muy grave, como los datos reflejan con claridad. Durante un año vivimos inmersos en la preocupación del rescate, aunque algunos reclamaban que se pidiera sin entender las brutales consecuencias que hubiera tenido para la sociedad española. No hay más que ver lo que ha sucedido en Grecia o Portugal. Unos no tenían los datos y otros pensaban en sus intereses. La responsabilidad correspondía a Rajoy y su Gobierno, que supieron superar el reto y ahora nadie habla de rescate. Los problemas no han desaparecido y las cifras del paro muestran el drama que se vive en muchos hogares. La principal prioridad de Rajoy es cambiar la tendencia y que comience la recuperación. Los indicadores siguen siendo negativos, pero España ha recuperado la credibilidad internacional, aunque hace falta que los españoles recuperen la confianza en el futuro. Es algo que se comprueba con la caída del consumo. Hay inquietud e incertidumbre, aunque hay una hoja de ruta que se cumple y el Gobierno no enmascara la realidad con subterfugios. Lo hace con la hostilidad de la oposición, los sindicatos y los listos que tienen recetas milagrosas para salir de la crisis aunque no son más que vaguedades inconsistentes. Los que creen que de un día para otro se puede reconducir una situación que hace un año estuvo a punto de conducirnos al desastre. Gobernar es tomar decisiones y asumir el desgaste. No importa, porque Rajoy no busca el aplauso fácil, sino resolver la crisis.
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