Zurich

El Chiringuito de Pedrerol: No es un criminal

El mordisco de Luis Suárez a Chiellini fue algo horrible que empaña la imagen del fútbol y, sobre todo, ensucia la del jugador. La bárbara agresión es indefendible, se mire por donde se mire. No se puede permitir. Porque no se puede ir mordiendo por la vida y, sobre todo, porque es reincidente en un acto tan penoso. Seguro que Luis Suárez merecía una sanción dura y ejemplar por lo que hizo. Hay que acabar con esos comportamientos intolerables. Pero el castigo de la FIFA es absolutamente desproporcionado, porque Suárez no es un delincuente. Cometió un error gravísimo, sí. Pero la sanción no tenía que haber salido del terreno de juego. ¿Qué es eso de que no pueda pisar un recinto deportivo? ¿Por qué no puede entrenarse con sus compañeros hasta finales de octubre? ¿Por qué se le trata como a un criminal? Hay delincuentes en la calle que han hecho cosas muchísimo peores que Suárez. El delantero uruguayo no puede ser la imagen mundial de la violencia con las cosas que pasan cada día. ¡Sólo les ha faltado meterle en la cárcel!

Valientes... con algunos

Suárez tiene mujer y dos hijos pequeños que no se merecen leer algún día que su padre fue tratado como un vulgar ratero. Perdió los nervios en el césped y no fue por primera vez. Claro que debería pagar por ello en el césped. La FIFA, aunque no lo diga en su comunicado, ha tenido en cuenta la reincidencia. Y el máximo organismo del fútbol mundial sí señala que el mordisco de Suárez no se puede tolerar «particularmente en una Copa del Mundo». Pero en el Mundial hemos visto acciones salvajes que se quedaron sin sanción. Animales que se fueron de rositas. Sin ir más lejos, en la última final. La brutal patada de De Jong a Xabi Alonso en el pecho, que le podía haber causado heridas muy graves, no recibió ni tarjeta amarilla. ¿Por qué no se actuó entonces para corregir lo que no vio el árbitro? También pasará desapercibido el feo codazo en la cara que le dio hace dos días el francés Shako al ecuatoriano Minda, una agresión sin balón de por medio que no debería quedar impune si la FIFA fuera coherente. Lo que pasa es que es muy fácil castigar y juzgar de oficio a un país que tiene únicamente tres millones de habitantes. Mucho más sencillo que actuar con mano de hierro contra otros que tienen más fuerza y más poder en los pasillos de su sede en Zúrich. Por no hablar de los intereses que pueda tener un realizador de televisión en acercar el zoom a determinadas acciones y apartar su mirada en otras. ¿De dónde era el que se encargó del partido entre Italia y Uruguay?

Que tomen nota en España

Al menos, que esta sanción sea ejemplar también para el Comité de Competición de la Federación Española de Fútbol, que va a su aire, aunque dependa de la FIFA. ¿Para quién son las normas? No entiendo que las que valen para unos tengan que ser diferentes para otros. Si en Italia o en Inglaterra, como en el Mundial, no hay ningún problema para recurrir al vídeo y juzgar acciones que se le hayan escapado al árbitro, ¿por qué no se hace en nuestro país? Ya es hora de que nuestros jueces deportivos empiecen a actuar de oficio para no dejar que escupitajos, codazos o pisotones, tan habituales también en muchos campos de España, se queden una y otra vez sin el castigo que merecen. Si se va a limpiar el fútbol, que se haga de verdad. Y que el uruguayo Luis Suárez no sea el único cabeza de turco.