Alfonso Ussía

El dislate del magnate

La Razón
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He leído en las redes sociales que el magnate inmobiliario Jorge Verstrynge considera que Pablo Iglesias es una mezcla de Adolfo Suárez y Charles De Gaulle. Átenme esa mosca por el rabo.

Al menos, hay que reconocerle al magnate la sorpresa de la originalidad. Creo que la inteligencia está obligada a evolucionar. Un político privilegiado con el talento no puede ser el mismo a los treinta años que a los sesenta. El magnate inmobiliario Verstrynge no es hogaño el mismo que antaño perdiera las elecciones municipales encabezando la lista de Alianza Popular en beneficio del Viejo Profesor Tierno Galván, aquel gran intelectual de la verdadera izquierda que solemnizó una época al frente del Ayuntamiento de Madrid sin hacer apenas nada. Tierno era un cínico genial que despreciaba a las izquierdas lerdas y atosigadas por su incultura. Cuando le informaron que su contrincante en las elecciones, su adversario de Alianza Popular, era Jorge Verstrynge, se deshizo en elogios hacia su contrincante: «Es correcto, y su mujer, muy guapa».

La victoria de don Enrique Tierno fue incontestable. Fraga era un político honesto con una incapacidad innata para conocer a las personas. Pugnó con perseverancia a favor de Isabel Tocino como su sucesora en Alianza Popular, una vez que la Internacional Liberal-Conservadora exigiera su desplazamiento autonómico a causa de su extraño proceder ante el «referéndum» de la OTAN. Verstrynge tarifó y abandonó AP, que no su escaño. Intentó engañar a Mario Conde y que éste le financiara la creación de un nuevo partido, y Mario Conde le ayudó con una cantidad lo suficientemente holgada como para adquirir un Bono-Bus. El revés lo llevó mal, y llamó a las puertas del PSOE. Aquel día no funcionaba bien el timbre, y acudió a abrir la puerta socialista Alfonso Guerra, alarmado por los golpes. Y le dijo que no, que naranjas de la China. Entonces, el magnate inmobiliario principió una evolución involutiva cerebral y empezó a decir tonterías. La última ha sido definitiva. Pablo Iglesias es mitad Suárez, mitad Charles De Gaulle. Como decir que Jorge Verstrynge es mitad Winston Churchill y mitad Francisco Silvela. No conozco al hijo de De Gaulle e ignoro si aún vive. Hay que preguntárselo al alcalde de Colombey Deux-Eglises. En caso de respuesta afirmativa, lo justo y conveniente sería informarle de las palabras del magnate y que adoptara las medidas judiciales que creyera convenientes, lo cual sería exagerado. Al que sí conozco, y lo considero un gran amigo es a Adolfo Suárez Illana, una estupenda persona, valiente centinela de la figura y la memoria de su padre. Estoy seguro de que Adolfo Suárez Illana conoce al magnate, y haría bien en ponerse en contacto con él para solicitarle que dejara en paz a su padre y no estableciera comparaciones tan necias aprovechando su irreparable silencio. Adolfo Suárez no se puede defender. Acertó y se equivocó, y era más chulo que un ocho. Si Verstrynge se hubiera atrevido a decirle a la cara que Pablo Iglesias es como él, Verstrynge se habría llevado puesta una monumental colleja.

Adolfo Suárez ocupó, con el Rey y Torcuato Fernández-Miranda, el espacio privilegiado de la transición. Y era un español como la copa de un pino, no un resentido defensor de la fragmentación de España. Las luces y las sombras de Adolfo Suárez no pueden compararse con un estercolero de rencores y falsedades. Adolfo Suárez escribió parte de nuestra mejor Historia, y Pablo Iglesias no tiene otro objetivo que borrarla. Una majadería como la del magnate inmobiliario sólo puede surgir de una mentalidad errada y errante. Dedíquese a sus alquileres y deje de hacer la pelota a quien tampoco, una vez más, le va a hacer ni puñetero caso.