Política

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El esperpento independentista

El esperpento independentista
El esperpento independentistalarazon

El guión del esperpento organizado por Mas y Junqueras, con la colaboración del entramado político y asociativo del independentismo, concluyó ayer su primera etapa con la contundencia que era previsible cuando se intenta vulnerar la Constitución. La obcecación del presidente catalán me recuerda a Ibarreche, que concluyó su carrera política con un sonoro fracaso. El heredero de Pujol, que no se enteraba de la corrupción que campaba a sus anchas a su alrededor y que la familia Pujol manejaba las consejerías como si fueran marionetas, conduce a Cataluña hacia el desastre. Ha conseguido crear un problema donde no existía y provocar una enorme fractura en la sociedad catalana con un debate decimonónico que no tiene ningún sentido en el siglo XXI. No sabemos para qué quiere la independencia, porque nos dejaría a los catalanes fuera de la Unión Europea y sumidos en una grave crisis económica. Un buen amigo me recordaba el domingo que si se mantuviera pagaría mucho más de lo que presuntamente contribuye al resto de España. La visión «happy flower» de Mas contrasta con la realidad de los números y explica su pericia como economista. Ahora ya no me sorprende el desastre que fue su gestión cuando estuvo en la empresa privada o al asumir el Gobierno catalán. El nuevo «mesías» del nacionalismo, que sustituye al corrupto Jordi Pujol –quién me hubiera dicho que algún día tendría que escribir esto sobre alguien que creía que era honrado–, sigue con su huida hacia adelante conduciendo a CiU al precipicio. Rajoy ha respondido con seriedad y rigor al desafío que pretende destruir España. No entiendo a los que pedían que se autorice una consulta que sólo busca ese objetivo. Los catalanes no necesitamos ser independientes. La política no debería utilizarse para crear problemas inútiles y absurdos.