Julián Redondo

El gen del ganador

El gen del ganador
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La hipótesis, como recurso de la desesperación, al hilo del pudo ser y no fue o el tal vez sea, es arma de doble filo. Por ejemplo, ¿si Mourinho hubiese creído la temporada pasada en Jesé, el Madrid habría fichado a Bale? Imposible saberlo. Jesé ha saltado a las portadas cuando ha sido alineado con cierta regularidad. Y cuando juega, asombra, hasta tal punto que hay quien ya le ha hecho sitio en la Selección, como sucedió antes, hace unos meses, no un siglo, con Isco, una realidad en la estacada. La irrupción del canario es una noticia excelente, pero será el suplente de Bale cuando éste ya no se lesione o el de Cristiano Ronaldo cuando no esté sancionado. De ahí a La Roja hay más de un paso que Vicente del Bosque, curado de espanto y al resguardo de precipitaciones mediáticas, no va a dar.

A Jesé hay que exhibirle con moderación, sin acelerar el crecimiento para no estropearlo; aunque está provisto del gen ganador. Tiene un don, algo que le hace especial, un talento que, según De la Red, le conducirá al Balón de Oro. Ese trofeo que ha ganado dos veces Cristiano, a quien el Comité de Apelación mantiene el castigo, a todas luces exagerado, que le impuso Competición, y reclama una multa de 1.200 euros. El Atlético pagará 600 porque un atolondrado acertó con un mechero en la cabeza de Cristiano. No hay medida. La proporción es ridícula, absurda, e invisible en el caso del mecherazo a Courtois en la final de Copa porque el partido lo organizaba la Federación. Del agresor del portero no se supo nada y el del delantero se zafó de la Policía.

Éste es un listo; inteligente es Jesé.