Alfonso Merlos
El liante
¿Quién es Míster X? ¿Quién se esconde tras una capucha y se ha dedicado a filtrar, sembrar o colocar pruebas verdaderas o simplemente insidiosos cebos en relación a la real o fantasmagórica financiación ilegal del Partido Popular? Haberlo, lo hay. Es una persona que, como buen liante, ha desarrollado la capacidad de enmarañar las cosas dando explicaciones que son innecesarias o directamente engañosas. Y eso, en democracia, es un colosal desastre. Sobre todo cuando se hace en forma de puñalada trapera, de verdades a medias, o de mentiras, o de meras especulaciones... la «teoría Trías», por apuntarlo por corto y por derecho, es abracadabrante. ¿Qué es eso de que un delincuente va por ahí enseñando los apuntes que delatan sus delitos? ¿Qué es eso de que un trapacero va por ahí exhibiendo sus chanchullos? ¿Tan portentosa es la memoria de quien retiene cada línea, cada cifra, cada nombre de los que vio en su momento en las presuntas páginas de la presunta libreta del que fuera jefe de la caja del PP? Y más importante, si tan graves eran las fechorías perpetradas por el capo de Génova, ¿por qué el filtrador no las filtró con antelación? ¿qué oscuros intereses le frenaban y ahora le animan?
Alguien aquí se ha obstinado en volar por los aires la presunción de inocencia y lleva camino de estrellarse contra un sólido muro: el del Estado de Derecho. Que a través de unas creencias y de unos artículos en prensa, que a través de unas fotocopias de fotocopias de una apócrifa contabilidad se haya montado una causa general contra el Partido Popular es un fracaso. De los engranajes del Estado de Derecho. De los cimientos de un sistema de libertades. Es el triunfo del todo vale: o sea, de los pillos y los marrulleros. Pero hay mecanismos para frenarles. Al tiempo.
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