César Lumbreras
El lío May
En diciembre de 1999, cuando la gran preocupación eran las posibles consecuencias del llamado «Efecto 2000» sobre los sistemas informáticos y ordenadores, aunque luego no pasó nada, viajé a Londres y me vi con un amigo, perfecto conocedor y ferviente admirador de todo lo «british», que llevaba viviendo bastante tiempo en esta ciudad. Me advirtió de la decadencia en la que estaba sumido el Reino Unido y ya en aquel momento me habló de lo mal que funcionaban los trenes–se habían registrado varios accidentes– la educación y la sanidad, entre otros servicios públicos. Me quedé muy extrañado por su juicio tan crítico, a pesar de su admiración, se lo dije y me respondió con un lacónico «esto se va al garete». Me he acordado muchas veces de su advertencia esta semana, cuando leía las informaciones sobre el proceso de identificación de los cadáveres de las víctimas del último atentado terrorista ocurrido hace una semana, especialmente del español Ignacio Echeverría. También, por supuesto, al conocer los resultados de las elecciones del jueves, con los conservadores perdiendo la mayoría absoluta de la que gozaban hasta ahora y metiendo en otro lío a su país y al resto de la UE. Resulta que su líder, Teresa May, sí, la misma que amenazó con romper la colaboración antiterrorista si la UE apretaba las clavijas, convocó las elecciones teniendo mayoría absoluta para afianzar su posición de cara a los de Bruselas en la negociación del Brexit, y va y pierde esa mayoría y se queda en una posición mucho más débil. Pero es que llovía sobre mojado, porque su antecesor Cameron había llamado a sus conciudadanos a las urnas hace un año, convencido de que iba a ganar el referéndum sobre la permanencia en la UE y lo perdió. En menos de un año los conservadores se han pegado dos tiros en su propio pie y, a pesar de ello, siguen siendo la fuerza política más votada, así que ¡cómo estará el resto! Y es que, a veces, las urnas las carga el diablo. Aviso a convocantes...
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