Martín Prieto

El matrimonio y el demonio

El matrimonio y el demonio
El matrimonio y el demoniolarazon

Somos lo que creemos ser, lo que pudimos ser y no fuimos, lo que los demás creen que somos y la percepción que se tiene de nuestras parejas o de nuestra soledad. Todo eso es lo que somos. Lilith, hija de Adán, huyo a la Mesopotamia y casó con Asmodeo, príncipe de los demonios, pariendo los íncubos y súbucos que pueblan la Tierra. El matrimonio es como una plaza sitiada en la que los que están dentro quieren salir y los que están fuera pretenden entrar, lo que da lugar a decisiones atropelladas. El presidente conservador de la Cámara bávara tiene colocada a su mujer como secretaria bien pagada, poniendo en aprietos a Angela Merkel. El presidente Hollande cuenta con la madre de sus hijos, Ségolene Royal, que políticamente le roe los zancajos, y con una periodista como pareja de hecho que habita el Elíseo y le acompaña en sus viajes oficiales, y Hacienda le pregunta cuáles son los gastos deducibles de la triangulación. Alfonso Guerra demostró que conviene no tener hermanos y Ana Mato, que el ex marido puede ser un incordio. A la regidora Ana Botella la perjudica la atrocidad de los que llaman asesino a Aznar, quien con sus falencias ha sido el más sensato presidente de la democracia, y ni los suyos la dan la caridad del tiempo buscándole sucesora por anticipado. Ya se sabe que hay enemigos, enemigos mortales y compañeros de partido. Cristina Cifuentes tiene un currículum lleno de virtudes y una muy templada administración de sus nervios en este manifestódromo nacional. Es atractiva, mediática, agnóstica y a más abundamiento, lleva cinco tatuajes que denotan su aire liberal. Pero ¿ dónde está su esposo el arquitecto Francisco Javier Aguilar Ayuso, presuntamente condenado civilmente por impago de salarios? Si Cristina es candidata, las izquierdas sacarán el cuchillo conyugal, que siempre tiene mala defensa. Las políticas deben mirarse en los espejos de Dennis Tatcher o Joachin Sauer (Merkel), que no salen de su laboratorio del sótano. El demonio siempre quiere penetrar en el matrimonio.