Cristina López Schlichting
El No-Do
Abrí la página del Ayuntamiento de Madrid, «Versión original» y la realidad cambió. La semana pasada escribía aquí sobre los posibles cambios en el callejero de Madrid, ahora la web «informativa» de Manuela Carmena sugiere que el debate nos lo hemos inventado los periodistas. Cita a Rita Maestre, la portavoz municipal: «Este plan no está en marcha de forma organizada y estructurada (...) queremos hacerlo en coordinación con los distritos y la sociedad civil». ¡Como si la única noticia posible sobre los planes políticos fuese una cita del boletín oficial, y no todas las deliberaciones, ideas y reuniones previas! El concejal de Ahora Madrid, Carlos Sánchez Mato, llegó a precisar, en declaraciones a Radio Nacional, que el coste del cambio de callejero ascendería a 60.000 euros Fíjense si hay planes. La prensa libre presenta la ventaja de informar de las cosas antes de que los jefes del país las hagan inamovibles. Según Carmena, no se puede publicar que el Ayuntamiento baraja la posibilidad de tasas al turismo (que baraja) o realojo de desahuciados en hoteles (también). La web castiga con citas reprobatorias a El Mundo, La Gaceta, El País... Cuando era pequeña, las películas empezaban por un noticiario oficial al estilo de «Versión original», el No-Do, según el cual los problemas sólo existían fuera de España y los toros y el fútbol abrían invariablemente el informativo de actualidad. La prensa plural existía, al menos desde 1966 (antes, sólo la del «movimiento»), pero como explicaba Santos Juliá: «Los medios de comunicación estaban obligados no sólo a tocar ciertas cuestiones, sino a tratar de otras en los términos establecidos por la autoridad competente». De eso se trata, exactamente. Según los criterios de Podemos, la prensa libre introduce confusión en la sociedad. Obliga al ciudadano a informarse, a contrastar puntos de vista, a pensar. ¡Cuánto más cómodo resultan el Pravda soviético o el Granma cubano! Una sola fuente –el Gobierno que vela por el «bien» de los ciudadanos– y una sola vía, la prensa que vehicula el «bien», son más sencillas. En palabras de Evo Morales: «Comunicación para liberar al pueblo boliviano, pero una comunicación mediante una información sobre la verdad». Para los dictadores, la verdad no es problema, toda vez que la fijan ellos. Carmena ha conseguido el imposible en España, la reprobación de todos, desde la izquierda a la derecha; del PP de Cifuentes al PSOE de Carmona, y la unánime irritación de los medios, desde El País a La Razón. Me ha alegrado comprobar que estamos vivos y estoy esperando el expediente sancionador por usar dinero público para la propaganda institucional.
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