Gonzalo Alonso

El precario sentido común

Cada día abunda menos y resulta más necesario. Discutimos si impuestos arriba o abajo y puede, o pudo, haber razones para ambas opiniones, pero justo en este momento la cosa es bien clara con sólo un poco de sentido común. Hay quien se inclina por amenazar a Merkel con que España salga del euro si Europa no aplica una serie de medidas, pero seguro que amagaría más que Italia, Francia y España invitasen a Merkel a que fuera Alemania quien lo abandonase. Si en lo más importante son así las cosas, cómo no van a serlo en música.

¿Obedece al sentido común que, si dos grandísimas cantantes como Caballé y Berganza cumplen ochenta años con dos meses de diferencia, el Real brinde homenaje sólo a la segunda cuando la primera ha estado más vinculada al teatro, empezando porque cantó operas enteras, aunque fuese en concierto, y no sólo recitales? Homenajes sí, pero a ambas.

¿Responde al sentido común que el Inaem desmonte el Festival Internacional de Música de Alicante tras 28 años de esfuerzo? ¿Y que trate de disimularlo afirmando que lo sustituye por algo más de media docena de conciertos distribuidos a lo largo de todo el año? Con lo fácil que sería, dado que no hay dinero, eliminar cualquiera de las próximas producciones del Real o Liceo tipo «Don Giovanni», que no aportan nada, y obtener los fondos de tal ahorro. ¿Es lógico enterrar el citado festival de música contemporánea y en cambio entregar más dinero de lo que éste costaba para que el Real programe una nueva ópera tan lejana a nuestra cultura como «Brokeback Mountain» sólo porque Mortier tenía un compromiso personal desde su mini estancia en Nueva York?

Sigamos con el Inaem, ahora en positivo. La próxima temporada de la Orquesta y el Coro Nacionales se presentará por partida doble, en el Auditorio Nacional y en el hotel Miguel Ángel. Sorprende, pero se justifica dentro de un acuerdo macro con el hotel, que cede espacio y catering sin coste. Se estudian cambios en los abonos que podrían alterar las costumbres de los actuales abonados. Un peligro en los tiempos que corren; sin embargo, no hay más remedio al parecer, dada la ineficiente estructuración hoy existente, si se desea seguir a futuro una auténtica política de marketing. Avancemos pero aprovechemos lo que tenemos.

Estamos en plena huelga de educación. Un alumno de primer curso de universidad me escribe en su examen «ipoteka» por «hipoteca». ¿Tenemos que financiar todos los españoles a estudiantes así? No, que todos paguen su matrícula y a los que aprueben se les devuelva su importe.

Para todo hay soluciones. Sólo hace falta imaginación, sentido común y valor.