El rabo entre las piernas

Lo escrito, escrito está. ¿Ahora qué? ¿El presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, se siente más satisfecho por no defender lo que debía, la competencia para convocar referéndum? más ufano por no protagonizar la imagen de Ibarretxe¿ ¿más complacido por no haber salido del hemiciclo con el rabo entre las piernas? Eso sí, parece no importarle que lo que él considera una humillación, un ridículo, lo padezca la máxima institución catalana en la persona de sus emisarios. No quiere darse cuenta que sus delegados le representan, que lo que para él es un insulto, es simple y llanamente un mecanismo democrático. Mas lleva tiempo confundiendo la democracia con sus sueños. No, president, la democracia se sustenta en las leyes emanadas del pueblo, redactadas por sus representantes «la ley es como la muerte, no exceptúa a nadie». Es la democracia la que le impide su proyecto, la que detiene su viaje a ninguna parte. Tan lejano se encuentra de la realidad, que se escuda en la ausencia para disimular el fracaso. Como el avestruz, lo que no ve, no ocurre. Pues no es así. El resultado es el mismo estuviera o no ayer en la sede de la carrera San Jerónimo. Olvida que su partido, Convergencia Democrática, participó activamente en la redacción de la Constitución, la misma que juró o prometió cumplir cuando tomó posesión del sillón presidencial y la que ahora pretende vulnerar.

Por si cabe alguna duda, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y con él la casi totalidad de la Cámara, fue muy claro. Además de imputar «a quien no ha querido venir» los inconvenientes de su apuesta –Cataluña fuera de Europa, del euro, de la ONU y de los tratados internacionales– apostilló de forma tajante «esta Cámara no puede aceptar que se les ceda una competencia intransferible para convocar un referéndum con el objetivo de liquidar el régimen constitucional». Me pregunto ¿le hará entrar en razón? Así es la vida.