Marta Robles

El regreso

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A pocas horas de la vuelta de semifinales de la Copa del Rey entre el Barcelona y el Real Madrid, servidora, madridista confesa, respira con cierta holgura tras, el regreso de Kaká. Sí, qué quieren, una que es fan del brasileño, por parte de hijos, andaba un poco desmoronada con su falta de presencia. En su resurgir de Ave Fénix va su propia gloria y también un poco la del equipo blanco, que le debe en buena parte su última victoria frente al Deportivo y la recuperación de una energía que se llevó con él Di María, en su expulsión frente a los gallegos en Riazor.

Hay quien no confía en Kaká desde su llegada a España. Algunos incluso cuentan que el propio Mourinho lo enfiló desde el primer instante y que aún no le ha perdonado que, según el criterio del entrenador, engañara al Madrid al irse al mundial de Suráfrica lesionado y operarse con posterioridad, como si la lesión se hubiese producido en la pretemporada... Los médicos dijeron lo contrario, pero ya se sabe que las convicciones propias son difíciles de alterar, por mucho que demuestren pruebas incontestables.

El caso es que, pasado el tiempo, todo el mundo quiere ir a lo práctico. Sobre todo el entrenador madridista, cuyo principal objetivo es el triunfo de su equipo. «Pelillos a la mar», se debe haber dicho al ver a Kaká en plena forma, que parece haberse convertido en la esperanza blanca de ese partido Barça-Madrid, en el que, sobre todo los merengues, se juegan la Copa del Rey, la temporada y hasta la reputación.

Kaká, disfrutando de esa forma recuperada en los últimos encuentros y de su sintonía con Cristiano Ronaldo, sólo tiene una cosa que decir: «Si Mourinho me necesita, ahí estaré». Pues eso.