Toni Bolaño
El sueño y la pesadilla
Jordi Pujol dejó de ser cabeza de cartel en 2003. Antes de irse lo quiso dejar todo atado y bien atado. Quería cumplir su sueño. El cambio de líder aconsejaba prudencia y no era recomendable nombrar a Oriol. Su hijo estaba bien preparado pero le faltaba un hervor. Debía adquirir la experiencia requerida, darse a conocer y recoger el testigo del padre. Mientras tanto, tenía que nombrar un sucesor que, a la fuerza, sería temporal. Pujol lo empezó a buscar y lo encontró. Primero descartó la vieja guardia. No le servían para consolidar la dinastía. Miquel Roca, Joaquim Molins, Macià Alavedra dieron con sus huesos fuera de la política después de aspirar a suceder al líder. Luego lo encontró. El elegido fue un joven conocido de la familia, bien preparado. Artur Mas i Gabarró –Arturo en el DNI hasta que se presentó como candidato en 2003- salió del ayuntamiento de Barcelona y empezó a foguearse en los gobiernos de Pujol para encumbrarse en el congreso del 2000. Otros, como Felip Puig, fueron descartados. Sabían pensar por sí mismos. Mas era el hombre puente entre Pujol -Jordi- y Pujol –Oriol-. Las cosas no empezaron bien. Mas no consiguió el respaldo del Parlament ni en el 2003 frente a Maragall ni en el 2006 frente a Montilla. Pasó a la oposición. Por fin, en 2010 llega a la presidencia y en 2012 su hombre de confianza es elegido secretario general. Oriol Pujol ya estaba en la parrilla de salida. Se sentían los elegidos y como tales actuaron. Rodeados de un núcleo dirigente independentista, Mas se creyó señalado para iniciar el camino hacia la independencia. A los Pujol no les desagradó. Mas haría el proceso y Oriol sería el primer presidente de la Cataluña independiente. La manifestación del 11 de septiembre de 2012 fue el aviso. Mas convocó elecciones con la intención de arrasar. Fue un desastre. La derrota fue estrepitosa y CDC quedó tocada para liderar el camino hacia la independencia. Han pasado seis meses. Oriol Pujol ya no está en primera línea. Un caso de corrupción le ha apeado. Mas sólo está rodeado de un grupo de mediocres que confunden velocidad y tocino. CDC ya no es la vanguardia. ERC le ha robado la cartera. Las encuestas les dan caída libre. Ni Oriol será presidente, ni CiU partido mayoritario. No se descarta que además estalle en pedazos. El sueño de Pujol es ya pesadilla.