Agustín de Grado
El tiempo detenido
En dos años, España pasará de un PIB del -1,5 al +1,2. Casi tres puntos de crecimiento. No existe un país europeo que pueda exhibir estos resultados desde que comenzó la crisis. ¿Triunfalismo? No. Dato objetivo. Como este otro: mientras que 811.300 españoles perdieron el trabajo en el primer trimestre de 2009, los parados descendieron en el mismo trimestre de 2014 por primera vez en nueve años. ¿Deben repicar las campanas? No. El dato es insuficiente (apenas 2.300 personas encontraron empleo) pero objetivo. Y, como tantos otros, marca una tendencia.
Donde antes, en la UVI y sin constantes vitales, estaba el inocente pasajero del coche que un conductor imprudente estrelló contra un muro, ahora hay un enfermo trasladado a planta. ¡Aún no está sano!, grita la oposición, con esa falsa impaciencia por su mejoría. Cierto. Ha superado el momento crítico que pudo llevarlo a la otra vida y, aunque aún no anda solo, ya mueve brazos y piernas. Necesita tiempo. El tiempo que termina poniendo a cada uno en su sitio y que a los socialistas les gustaría detener. Quienes se negaron a reconocer la crisis harán todo por ocultar una recuperación que desnude sus vergüenzas. Alguien debería advertir en el PSOE de que tener a Valeriano Gómez como portavoz de la materia dinamita esta estrategia de embuste. Con él como ministro los parados sumaron 585.000 en un año y el desempleo rompió la barrera de los cinco millones. Ruboriza escucharle dando consejos. Como a esos sindicatos que se presentaron en La Moncloa con un «plan Marshall» para crear no sé cuántos millones de empleos. Así, de un plumazo. Con más gasto público como fórmula... un día después de que el Gobierno socialista francés aprobara un recorte histórico de 50.000 millones.
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