Francisco Marhuenda
El triunfo de la renovación
Una vez consumada la estrepitosa derrota del aparato, se abre una nueva etapa en el PSOE basada en la renovación. Rubalcaba quiso mantener el control del partido utilizando a Madina como secretario general, pero el experimento se ha saldado con un sonoro fracaso. Pedro Sánchez y Susana Díaz son las nuevas caras de un socialismo que da la espalda al pasado. Madina cometió el error de no pactar con la presidenta andaluza y creyó que le bastaba con el apoyo de Rubalcaba y sus fieles. No hay que olvidar que el proceso de las primarias es el que quiso Madina cuando pidió «un militante, un voto», pensando que le favorecería, y Rubalcaba cambió las reglas del juego para ayudarle. El aparato decidió ningunear a Susana Díaz, olvidando el peso decisivo del socialismo andaluz. Las consecuencias han sido demoledoras para Rubalcaba y su equipo. La campaña sucia contra Sánchez fue un fracaso así como el ridículo intento de descalificarlo porque algunos periodistas considerábamos que era mejor candidato. Ahora resulta que los periodistas y los medios de izquierdas pueden opinar sobre el PP y sus dirigentes, pero en cambio el resto no podemos hacerlo sobre el PSOE. Es una visión algo sectaria de la libertad de información y de opinión. La izquierda se considera dotada de una superioridad moral, algo que es una anomalía española. Sánchez es un buen candidato a la secretaría general y a la presidencia del Gobierno por razones objetivas, aunque no coincido ideológicamente con él. En primer lugar, es un cambio en el PSOE que rompe claramente con el pasado. Es una persona joven y preparada, que no tiene el lastre de haber participado en un Gobierno que llevó a España al desastre económico. Es una persona de trato afable y educado, aunque firme en sus posiciones. Creo que es menos radical de lo que parece y no le veo acomplejado frente a Podemos. Las elecciones se ganan desde el centro y más ahora que estamos en la senda de la recuperación. Ha demostrado que es muy trabajador y tiene, sobre todo, ambición e ilusión. Es un buen orador. Por ello, creo que es un buen líder para el PSOE. Desde el primer momento tuve claro que ganaba y, sobre todo, tras comprobar que Madina no conseguía el apoyo de los diputados en el grupo en el que es secretario general.
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