César Lumbreras
El veto de la Eurocámara
El pleno del Parlamento Europeo dijo ayer que «hasta aquí hemos llegado» y rechazó el Marco Financiero de la UE para el periodo 2014-20, aprobado hace poco más de un mes por los jefes de Estado y de Gobierno. Estos últimos van a merendar hoy con la noticia, cuando acudan nuevamente a Bruselas para celebrar otra Cumbre Europea. De todas formas no deberían estar sorprendidos porque el presidente del Parlamento lo ha venido advirtiendo por activa y por pasiva: los eurodiputados no tragan con esas cifras, había dicho. Así ha sido. Dos son las razones de ese rechazo, que ha cosechado el apoyo de 506 eurodiputados (entre ellos los populares y los socialistas), lo que supone una mayoría casi aplastante. Para comenzar, que, tras la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, era la primera vez que el Parlamento Europeo disponía de derecho de veto sobre los dineros de la UE para un determinado periodo y estaba claro que los eurodiputados iban a marcar su territorio. En segundo lugar, porque hay una mayoría de eurodiputados que consideran que las cifras de gastos aprobadas no se corresponden con las necesidades reales, lo que provocará impagos. En su momento ya habían advertido que las cantidades propuestas por la Comisión Europea eran una línea roja y que no admitirían un recorte. Como los jefes de Estado y de Gobierno metieron la tijera, pues simplemente han cumplido con lo que habían dicho. A partir de ahora se abre un proceso de negociaciones informales a tres bandas entre el Parlamento, el Consejo y la Comisión para buscar una salida. Las cosas no están fáciles. Los principales mandatarios europeos no han querido ver el problema. ¿Qué harán ahora?
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