César Lumbreras
Elecciones en Cataluña
El problema de verdad en Cataluña no va a estar en la convocatoria, o no, de un referéndum el próximo otoño, sino en las elecciones municipales que tendrán lugar dentro de diez meses y pico. Ésa es la conclusión más importante que he podido extraer, tras realizar varios viajes en los últimos meses por distintas localidades catalanas y después de haber mantenido múltiples conversaciones con los que viven en ellas. Además, con el paso del tiempo, esta impresión ha ido en aumento. O mucho cambian las cosas en los trimestres próximos, o en ese proceso electoral se van a hacer con el control de los Ayuntamientos fuerzas nacionalistas e independentistas. Como creo que esto es extrapolable al resto de pueblos grandes y pequeños de esta Comunidad, salvo algunas excepciones, la situación se complica y mucho. Aunque el contexto no es equiparable, conviene recordar que la Segunda República llegó después de unas elecciones, no generales, sino municipales. Con los datos de ahora mismo, una parte significativa de los municipios catalanes estarán gobernados por nacionalistas radicales, por independentistas o por coaliciones de ambos. La verdad es que estas formaciones se lo han venido trabajando a base de bien a lo largo de los últimos años, organizando actos políticos, pero, sobre todo, mediante el control de los movimientos sociales de carácter local y promoviendo actos lúdicos tan aparentemente inocentes como las comparsas de gigantes y cabezudos para disfrute de los niños, concursos de sardanas y chocolatadas en los que, por supuesto, dejaban su impronta y el poso de sus ideas. Ha sido una labor lenta, pero con resultados más que evidentes. Ésta es la realidad que he podido palpar y ante la que no se puede negar la evidencia.
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