Bill Drayton

Emprendedores y bien común

De la misma manera que es esencial que los centros educativos se conviertan en instituciones de promoción del cambio, es clave que las empresas se adapten a este nuevo modelo. Existe el potencial para cambiar la manera en que funcionan las empresas y, con el tiempo, para transformar sectores enteros. El futuro requiere que se rompan las barreras existentes entre los sistemas de producción y distribución, es decir el sector de la economía y el sector social, para avanzar hacia un modelo híbrido, mucho más productivo, que combine lo mejor de cada sector. Estas nuevas colaboraciones pueden ayudar a cambiar el mundo. Será un mundo en el que las organizaciones del sector ciudadano y las empresas colaboren de forma que se beneficien mutuamente. Nosotros, en Ashoka, creemos que pueden hacerlo formando lo que llamamos Cadenas Híbridas de Valor (CHV), que capitalizan estas fuerzas complementarias para aumentar beneficios y reducir costes. Las colaboraciones entre empresas y emprendedores sociales pueden crear y expandir mercados a gran escala, lo que generaría grandes beneficios tanto para clientes, como para empresas y grupos ciudadanos. Hablamos de mercados que lleguen a todo el mundo. Para entenderlo, cojamos por ejemplo la industria inmobiliaria. Actualmente, una sexta parte de la población mundial vive en chabolas. Es decir, mil millones de personas no tienen acceso al mercado de la vivienda. Si eres un fabricante de cemento, azulejos o ladrillos, eres un banco, una constructora o si eres una empresa de servicios, piensa: ¿qué significaría para tu negocio si pudieses desbloquear el potencial de un mercado de un billón de dólares? Hasta hace poco esto era casi imposible, porque el mundo de los negocios actuaba por su cuenta. El coste de las estructuras y el entendimiento limitado de los mercados locales no conseguían alcanzar a las masas. Pero tampoco los gobiernos ni el sector ciudadano han sabido cómo darle solución a dicha problemática. Ashoka piensa que en el sector inmobiliario, como en otros sectores de la economía, la colaboración entre empresas y el sector ciudadano puede ayudar a desbloquear el mercado, y el impacto social puede ser profundo.

Y para entender mejor los beneficios para todas las partes de este modelo de colaboración, déjenme contar un ejemplo real.

La empresa de azulejos Colcerámica, filial de Corona, uno de los mayores proveedores de material de construcción de Latinoamérica, quería saber más sobre las posibilidades de introducción de sus productos en hogares de personas con bajos ingresos. Ashoka les puso en contacto con la Emprendedora Social Haidy Duque, fundadora de Kairos, una iniciativa surgida de una entidad de derechos humanos que trabaja con gente desplazada a causa de conflictos armados. Empezaron a colaborar en la investigación de mercado y desarrollaron un plan de negocio.

El plan consiste en que Colcerámica pone, tanto el producto, su línea de azulejos Ibérica, como la habilidad técnica y de negocio en ventas y técnicas de marketing. Kairos, a cambio de una cuota, selecciona y supervisa a un equipo de ventas compuesto por mujeres. Este modelo genera, por un lado, ingresos para mujeres desempleadas y, además, lleva el producto directamente a potenciales clientes, eliminando intermediarios. Al reducir los costes de distribución (más de un tercio) Colcerámica, ha podido destinar un porcentaje de ese beneficio a las mujeres promotoras y a colaboradores de la comunidad. Otras organizaciones del sector social han colaborado en el proyecto. El programa «Viste Tu Casa» se lanzó en enero de 2006 y ese año facturó 90.000 dólares. En 2012 se prevén unas ventas de 25 millones de dólares y la participación de 70.000 familias. El incremento, se debe, entre otras cosas, a los 3 millones de dólares ofrecidos en forma de crédito, que en la mayoría de los casos se han devuelto antes de los plazos establecidos. A principios de 2008 había 15 Centros de Servicios Ibérica en cinco ciudades de Colombia, con un ritmo de crecimiento exponencial: un nuevo centro cada dos meses. Esta colaboración contribuyó al cambio de al menos tres maneras: (1) generando bienes y servicios para personas de escasos recursos; (2) creando valor en forma de ganancias productivas, animando a trabajar juntos a dos sectores tradicionalmente separados e incomunicados; y (3) ofreciendo un gran ejemplo de cómo las barreras no eran obstáculos, sino ventanas de oportunidad una vez cayeron.

Las empresas tienen por tanto, a día de hoy, la oportunidad de colaborar con las organizaciones del sector ciudadano para reformar la economía global y crear también cambio social duradero.