Ely del Valle

En camisa de once varas

Fin de las medidas de austeridad y más empleo de calidad. Me apunto. Puestos a pedir no nos quedemos a medias. Lo llamativo es que quienes ponen sobre la mesa (o sobre la pancarta) estas exigencias tan atractivas, sean los mismos que reciben 8,8 millones de euros anuales en subvenciones directas del Estado a los que hay que sumar la gestión de 283 millones para ayudas a la formación, y otros 100 del Fondo Social Europeo.

Los sindicatos han celebrado su fiesta mayor echando mano de la demagogia, criticando que se centren los esfuerzos en la contención del déficit y en pagar nuestra deuda desorbitada, como si hubiera otra alternativa, y exigiendo un empleo de calidad que es el que disfrutan los líderes sindicales cuyo salario, por cierto, sigue siendo un misterio digno de ser investigado por Iker Jiménez.

Por si esto fuera poco, este Primero de Mayo, el secretario general de CC OO se ha metido en camisa de once varas, hablando del «agotamiento del modelo constitucional del 78» y olvidándose, qué curioso, de mentar el modelo sindical que, más que agotado, está momificado. Y a todo esto, ni un mínimo gesto de autocrítica, ni una sola alusión a los escándalos en los que se han visto envueltos, ni una palabra sobre sus propios despidos. Así no hay quien se lo crea. No sé quién les asesora en cuestión de imagen, pero se está ganando a pulso un despido de esos que ellos mismos supervisan a cambio de una comisión.

Este día del trabajo, los sindicatos han perdido su gran oportunidad de pedir perdón y en definitiva de reconciliarse con una gran mayoría de trabajadores que han dejado de creer en ellos por la sencilla razón de que, como dijo Lichtemberg hace tres siglos, cuando los que dirigen pierden la vergüenza, los que les siguen pierden el respeto.