Lucas Haurie

En Hollywood ganan los buenos

Etnocéntricos como somos, hasta el acceso a la Casa Blanca de Barack Obama fue visto en España en clave cainita. Advirtió Émile Zola de que había «una manera monárquica y otra republicana de contar la muerte de un perro en la calle» y con idéntica mentalidad guerracivilista seguimos más de un siglo después aquende los Pirineos. No había motivo, porque el denominado líder del mundo libre no actúa como el progre a la violeta que caricaturizaban nuestros fachas más recalcitrantes ni como el angelote buenista que pronosticaba la izquierda europea, que incluso le concedió un Nobel de la Paz preventivo para beatificarlo como la némesis del pérfido Bush. Por suerte para Occidente y para los demócratas del orbe, el presidente de los Estados Unidos se comporta ¡oh sorpresa! como el presidente de los Estados Unidos. El dossier más caliente de Obama para su último bienio de mandato es un déjà vu: el revival de la confrontación con el voraz imperialismo ruso que padecieron todos sus predecesores entre Truman y Reagan. No por casualidad, la acusada bajada del precio del petróleo ha coincidido con la no menos acusada bajada de la locuacidad de Vladimir Putin, cuyas cuentas públicas se han desplomado a la par que el coste del barril Brent. La amenaza del Estado Islámico, que distingue con su odio más a los chiíes que a los cristianos, ha hecho que Irán contemple al sempiterno enemigo americano con simpatía inédita desde tiempos del Sha y esa alianza circunstancial juega contra Rusia porque el mercado del crudo se regula desde el triángulo Riad-Teherán-Dallas. No ha dudado el presidente yanqui, en defensa de los que también son nuestros intereses, en provocar el desabastecimiento que padecen hoy, en lo más crudo del invierno, los sectores más pobres de la población rusa. Ucrania respira y el zar posmoderno patalea con fantasmales movimientos de tropas en el Báltico pero no tiene recursos ni arrojo para provocar otra crisis. Igual que en Hollywood, ganan los buenos... que somos nosotros.