Irene Villa
Encuentro en Paralimpiadas
Entre noticias regulares para el esquí paralímpico en general, por graves caídas –ojalá quede lo mejor–, y para el español en particular, por la mala suerte que se suma a las mil y una adversidades y decepciones –al margen de las que se viven en pistas– de quienes nos dedicamos a este deporte, rescato una historia digna de mención. Su protagonista es la esquiadora paralímpica norteamericana Tatyana McFadden, a quien estos juegos le han dado una gran sorpresa. Además de librarse de graves lesiones, más de una tuvo que ser evacuada en helicóptero, tuvo la oportunidad de conocer a quien le dio la vida. Nació en San Petersburgo con espina bífida y al no ser operada de inmediato, los médicos creyeron que no sobreviviría. Una fuerza innata la mantuvo con vida y, tras seis años en un orfanato donde tuvo que aprender a moverse valiéndose de sus brazos, fue adoptada por una mujer que visitó el centro en un viaje de negocios. Se trataba de una mujer que trabajaba como comisionada de la discapacidad para el Departamento de Salud de Estados Unidos. Una fuerte anemia por malnutrición pronosticó de nuevo pocos meses de vida. Sin embargo Tatyana se convirtió en la más joven del equipo de atletismo en Atenas, donde logró plata y bronce. Dos años después ganó el oro y fue récord mundial en los 100 metros en los Mundiales de Assen. Siguió ganando oros y maratones, lo que le ayudó a ahorrar para poder ir a Sochi con su familia adoptiva. Tenía que cumplir un sueño: conocer a su madre biológica.
✕
Accede a tu cuenta para comentar