Toni Bolaño
Entre el fuego y las brasas
P asó la Diada. Es el momento de hacer reflexiones serenas una vez pasada la borrachera de sentimientos. De unos y otros. Hay que hacerlas en serio porque las resacas son muy traicioneras. Si no, que se lo digan al presidente catalán. Mas, con el pavo subido por el éxito de la manifestación de 2012, convocó elecciones. Entonces cayó en su error. Interpretó el resultado de la movilización. ¿Por qué? Porque Mas no lidera las manifestaciones independentistas del 11-S. Tampoco la de ayer. Ayer los que estaban en la cadena humana eran básicamente independentistas. Quieren la consulta en 2014 con una pregunta inequívoca sobre la secesión. No quieren un referéndum, quieren la independencia. Y le presionan sin tapujos porque está preso de sus errores. Si cambia su estrategia puede tener una sangría de votos a favor de ERC. En estos días ha dado un ejemplo. Dijo que no convocaría una consulta sin acuerdo del Estado y su firmeza duró 24 horas. Junqueras fue más allá insinuando que si se achica no le dejará gobernar. Está en el fuego. Y quemándose. Mas no quiere repetir los errores del año pasado y quizá por eso no mencionó ni una sola vez la palabra independencia. Ni siquiera «Estado propio». Se limitó a exigir al Gobierno una consulta para que los catalanes «decidan su futuro político». Necesita entenderse con Rajoy para poder pagar nóminas y proveedores. Y declaraciones de independencia unilaterales o referéndums ilegales no soportarían le cerrarían las puertas de la UE. Está en las brasas. Debe decidir si se deja llevar por el independentismo o mantiene la puerta abierta a la negociación. Una y otra opción le van a achicharrar, pero ahora se trata de salvar Cataluña. Y eso es tarea de todos. Ayer –al margen de la guerra de cifras engañosas– salió mucha gente. Pero también muchos están hartos de aquelarres y exigen soluciones. Ni PP ni C's estaban. Pero tampoco Unió, Iniciativa, PSC ni los sindicatos ni patronales. Es necesario un nuevo encaje de Cataluña. Pero la solución no pasa por la secesión. Hay otros caminos. El problema es que ha caído en la mentira. Dice que Cataluña debe ser libre. No se ha enterado de que ya lo es. Confunde libertad con independencia. Así no vamos bien.
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