Toni Bolaño
Envueltos en la bandera
El Gobierno de Rajoy recurrirá la declaración soberanista que aprobó el Parlamento de Cataluña al Constitucional, previo informe del Consejo de Estado. Al Gobierno de Mas le ha faltado el tiempo para contestar airado. Lo ha hecho el propio Mas en persona. «La voluntad del pueblo no la paran ni leyes ni constituciones». En definitiva, los llamamientos al diálogo y a la cordura –en estas últimas semanas se ha realizado más de uno– han caído en saco roto. Parece que nuestros gobiernos se encuentran más a gusto en la lucha en el barro, cuerpo a cuerpo, que en el fino estilismo del esgrima.
Sorprende esta decisión del Ejecutivo, cuando parecía que Rajoy quería bajar el suflé. No era la primera vez que el Parlament aprobaba una resolución de este tipo y se estaba planificando una reunión de los dos presidentes. Por cierto, la cita debía ser discreta, pero la discreción brilló por su ausencia. El encuentro era un secreto a voces.
Lo que no sorprende es la reacción de Mas. Ha negado las leyes en pro del derecho a los catalanes a decidir libremente su futuro. Este planteamiento no deja de ser tramposo. La libertad individual acaba cuando empieza la libertad de los demás. Este límite lo garantizan las leyes. Lo mismo sucede con la libertad colectiva. No se puede prescindir de las leyes porque son las que garantizan la convivencia. Si una parte puede saltarse la legislación, quién dice que la contraparte no pueda hacer lo mismo.
El segundo planteamiento tramposo es confundir el derecho a decidir con la independencia. Mas plantea la consulta popular como trampolín hacia la secesión. Da por hecho su victoria; vende la piel del oso antes de cazarlo. Puede convocar un referéndum y puede perderlo. Que él se llene la boca hablando en nombre del pueblo de Cataluña no quiere decir que los catalanes hablen por su boca.
La decisión del Ejecutivo de Rajoy, seguramente, estará cargada de razones jurídicas. Pero, carece de políticas. Mas estaba en una situación indecorosa. Su camino hacia la independencia era una huida hacía adelante para minimizar el impacto de su política económica y para ocultar sus casos de corrupción, que le pesan como una losa. Con su recurso al Constitucional, Rajoy le ha hecho un gran favor a Mas. Le ha dado un respiro. Mas lo ha aprovechado. Se ha envuelto en la bandera para ocultar sus vergüenzas.
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