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Esperando a la virgen

La Razón
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Un médico granadino se ha empeñado en ver a Susana Díaz del mismo modo en que se empecinaban los labriegos en ver a la Virgen cada cierto tiempo. Como en aquellas apariciones, es menos importante la revelación divina que la iconografía posterior de la revelación, igual que era menos trascendente el mensaje mariano que el sustento diario de los pobres mensajeros, pastores y desheredados en su mayoría. En el caso de Jesús Candel, conocido como Spirimán, ojo, no es tan importante que se detenga la fusión de los hospitales granadinos, no, lo que verdaderamente le importa es ver, en persona, se entiende, a la presidenta de la Junta de Andalucía. El doctor, receloso de los sindicatos, de la Consejería, de la junta de personal, de la prensa y de todo lo que no sea él ni lleve su nombre o su marca, ha dicho que quiere despachar directamente con la presidenta, única interlocutora válida. Se trata de la revisión de un don Juan que pretende la reunión con doña Inés, pero sin alcahueta y sin pavas que pelar. Tan henchido tiene el pecho después de haber forzado al consejero del ramo, Aquilino Alonso, a dar marcha atrás en sus planes de reorganización de hospitales que el galeno va a más. Y más y más, hasta donde lo dejen. El doctor mostró su descontento con el acuerdo final entre sindicatos y Administración firmado el día anterior y acudió ayer, junto a los suyos, a manifestarse a favor de la «sanidad pública» en la misma Jaén donde Susana Díaz celebraba un aniversario con José Luis Rodríguez Zapatero. Tal es el afán de protagonismo de este desahogado médico, líder de opinión gracias a youtube y a las necesidades mesiánicas del personal, que se atreve a señalar, insultar y lanzar desafíos. Que se le aparezca ya la Virgen, por Dios, que va a explotar de ego.