
Toni Bolaño
Esquizofrenia

M e equivoqué. Estos días escribí que Francesc Homs, el conseller de Presidencia y patrocinador irredento de las jornadas «España contra Cataluña», era el principal problema de Cataluña. Me equivoqué. El principal problema de Cataluña es Artur Mas. Con todo boato, y con la entrevista preparada en TV3 para el lunes, el que –en teoría– es presidente de todos los catalanes consumó la ruptura social anunciando la pregunta que quiere someter a referéndum.
El problema no es el enfrentamiento político entre los gobiernos de España y Cataluña, el problema es la división de los catalanes en dos bandos irreconciliables. Mas, para salvar su Gobierno, no ha dudado en sacrificar la convivencia. Por mucho que se empecine en decirnos, un día tras otro, que el derecho a decidir es lo más democrático que hay bajo la capa de la tierra, lo cierto es que el derecho a decidir era un sucedáneo de lo que ayer conocimos: una consulta para la independencia, algo que no está recogido en la Constitución, que es irreal y que no se va a celebrar.
Ayer estuve todo el día de WhatsApp. Comentando la jugada con personas de diferente color político me sorprendió una respuesta. Un alto responsable de CiU entró al trapo. Le manifestaba mi sorpresa por una pregunta que al menos tiene tres respuestas y le inquiría: ¿qué debo hacer en caso de que al final se vote? La respuesta lapidaria. «Vota sí a la primera –¿Quiere que Cataluña sea un Estado?– no a la segunda –¿Que sea independiente?–» y añadía «dicho esto no habrá votación y eso quiere decir que estamos en una auténtica esquizofrenia...». Quedé noqueado. Si un alto dirigente nacionalista tiene esa visión de futuro me pregunto: ¿por qué Mas mete a siete millones y medio de catalanes en un carril que no lleva a ninguna parte? La respuesta sólo se puede encontrar en ese mesianismo nacionalista que hace política desde las tripas y no desde la razón. El mismo día del anuncio, Convergencia hacia público un panfleto que aboga por convencer a los ciudadanos desde la estupidez más inaudita. Dice el papelajo: el paro en una Cataluña independiente bajará 10 puntos en un año y las pensiones, lejos de menguar, subirán. Con este panorama, hasta el 9 de noviembre, no duden, esquizofrenia, engaños y eufemismos.
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