Martín Prieto

Europeas sobreactuadas

Las europeas del 25 de mayo están siendo adelantadas y sobreactuadas por la izquierda como si fueran una primera vuelta de las legislativas. Y eso que el PP carece de prisas por designar su lista y su cabeza. Así, la pobre Elena Valenciano ha de rebatir en sus mítines lo que se supone opina un ectoplasma que no se ha materializado. Tenemos sobresaturación de europeas en los partidos y los medios de comunicación, pero la sociedad es ajena y de ahí su abstención. Los españoles estiman que la crisis se resuelve en Madrid o no se encarrila en Bruselas, porque somos teosóficamente centralistas por más que pugnen los secesionismos. Con abstención y circunscripción única crecen los enanos del circo, y por mucho rencor social en circulación, tendrán que explicarnos los sociólogos cómo puede aumentar el voto hacia Izquierda Unida, Plural, Pluscuamperfecta, antisistemas, ácratas o chavistas. Que Dios mejore el criterio a los que creen que la extrema izquierda del PSOE va a crear un solo puesto de trabajo. Y Rosa Díaz, voluntarista, romperá el bipartidismo cuando lluevan ranas. Las europeas nos resultan equivocadamente excéntricas, pero hay que recordar que en ellas obtuvo dos actas Ruiz Mateos y un yerno desconocido hasta en los juzgados. En las europeas se vota mucho a la contra y hasta con ese voto nulo escatológico de «me cago en el padre de todos vosotros», que ya son ganas de hacer cola en el colegio. La sociedad donde se verá las caras es en las municipales y legislativas. Pero ahora da igual si va Arias Cañete o si el PP y el PSOE basculan sobre dos puntos de diferencia. «El PSOE ha vuelto», claman. No sabíamos que se hubiera ido. A falta de otros recursos intelectuales estamos enfatizando la votación de los eurócratas y olvidando la regla de que cuando un partido de gobierno pierde el poder municipal, el autonómico y el central tarda al menos dos legislaturas en volver a trepar la cucaña.