Enrique López
Fiesta Nacional
Hoy es el día de nuestra Fiesta Nacional y, al igual que en otros muchos países, lo celebramos con actos institucionales de diferente naturaleza. En otras naciones, en sus fiestas nacionales como el 4 de julio en EEUU o el 14 de julio en Francia, celebran unos hechos históricos muy importantes, y aprovechan para hacer una exaltación de los valores patrios, celebrándolo en familia y con el resto de la comunidad. La Fiesta Nacional de España es la denominación oficial que recibe el día nacional en nuestro país y se encuentra regulada por la Ley 18/1987, de 7 de octubre. En su único artículo se dice que se declara Fiesta Nacional de España, a todos los efectos, el día 12 de octubre. En la exposición de motivos se manifiesta que la fecha elegida «simboliza la efeméride histórica en la que España, a punto de concluir un proceso de construcción del Estado a partir de nuestra pluralidad cultural y política, y la integración de los reinos de España en una misma monarquía, inicia un período de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos». Celebramos lo español, o lo hispano, como se dice en América, de tal suerte que como se ha indicado a la finalización del proceso de construcción del Estado Español se le une el descubrimiento de América y como consecuencia de ello, la expansión de nuestra lengua principal, el español, y la cultura española. El problema radica en determinar si esta explicación inspira un generalizado sentimiento o no en la población española. En España gozamos de una gran diversidad, que se pone de manifiesto en la existencia de varias lenguas, de diferentes expresiones culturales, pero precisamente en esta diversidad se anclan los elementos comunes. Es cierto que este año se da la triste paradoja de que acabamos de superar un envite independentista en Cataluña, lo cual de alguna forma genera una fuerte contradicción un día como hoy, día sentido de forma diferente, pero precisamente en esa diferencia se genera la unión, puesto que sería mucho peor la indiferencia. La única forma de superar este fenómeno independentista es reforzar la idea de España y lo español, poner énfasis en lo común respetando lo diverso, eso sí, sin que este respeto a lo diverso termine en una obsesión contra lo que nos une. Otro problema radica en que históricamente algunos han intentado enfrentar a dos Españas distintas, convirtiendo los conceptos de patria, himno y bandera en algo que no une, sino que segrega, y esto es inadmisible, y contra ello hay que luchar, para no dar argumentos a aquellos que no quieren ser españoles. Respetar y fomentar valores patrios no es una mala inversión y creer que es mejor no fomentarlos para que aquellos que no creen en España estén más cómodos es un profundo error, porque estos cada vez serán más fuertes y el resto más débiles y se acaba pagando. El independentista no dejará de serlo porque renunciemos a nuestra patria, sino todo lo contrario. Con la creación de las banderas, hace unos 6.000 años, la humanidad transformó un simple paño de colores en el proverbial símbolo de lo que entendemos por Patria.
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