Julián García Candau

Ganan Tata y Neymar

Barcelona y Real Madrid empataron a penaltis no sancionados. Madrid y Barça igualaron a minutos de mando. También, a cero, Cristiano y Messi. Neymar fue el jugador destacado del equipo azulgrana y Bale pasó inadvertido. Martino ganó a Ancelotti. La diferencia fundamental estuvo en el debú de ambos entrenadores. Al técnico italiano le dominó su vena natural, su ADN. Es decir, la tendencia italiana al juego conservador. Nadie le ha perdonado que acudiera al Camp Nou con el aparente atrevimiento de alinear a Di María, Bale y Cristiano en el ataque y la carga de congoja que significaba colocar a Sergio Ramos de centrocampista rompedor.

Independientemente de las circunstancias de las alineaciones y las decisiones del árbitro, que no tuvo trascendencia en el resultado, se debe constatar que el Barça ha perdido gran parte de su encanto. Da la impresión de que se está agotando. Xavi acusa los años; Iniesta, el cansancio, y Cesc tarda mucho en hallarse. Martino juega con la ventaja de que su equipo se manifiesta de acuerdo con un sistema que considera irrenunciable. Martino trata de aportar pequeños detalles y yerra cuando renuncia a un extremo. Sin embargo, estuvo más acertado en los cambios, aunque el público no entendiera el de Iniesta. Decidió refrescar la zona media dado que el Madrid, con la salida de Illarramendi, acierto total, se estaba imponiendo con más arrestos físicos. En el Camp Nou, el Barça acabó aculado y de ahí el gol de Jesé.

Ancelotti sigue sin encontrar equipo ni juego. Ello es peor que la derrota en Barcelona.

Posdata. La parábola de Alexis, el segundo gol, aumentará la presión para que vuelva Casillas.