María José Navarro

Ganancia

Queridas amigas. Amigos también. George Clooney está de nuevo soltero. Por lo visto ha dejado a la luchadora, esa rubia que vino detrás de la morena italiana, que dicen que era una tronista de la tele de «tito Silvio», y que pasaba por ser muy amiga de nuestro George. Hablo de la morena. La rubia también presume de colegueo con su ex y de hecho han quedado para verse y mensajearse y tal, así que todos tranquilitos. Ser amiga de toda la vida de un ex novio, como todas las chicas saben, es raro. Pero ser amiga de George Clooney de la juventud sin haberle entrado, es un fenómeno seguramente inédito en la lista de experimentos humanos que se han realizado con poco éxito para determinar si somos idiotas o qué; temo que la luchadora se haga dos sobremesas televisivas anglosajonas para ganarse un sueldo, pero veremos. Desde aquí alzo mi chupito, compadeciendo su suerte y su mal fario al mismo tiempo. El caso es que George Clooney está de nuevo solero y sin ánimo de lucro –porque lo mio es de observadora sin ganancia ni motivación más allá de lo visual– es de deciros a todas, todos, que no sé a que esperamos para echarnos a la calle pidiendo un «cachito» de venganza y de ventaja. No hay más que ver la cantidad de amigos que le han salido a Bárcenas, ese canoso del que hablan bien presos, abogados de pago, amigos de conveniencia, compañeros de celda, su amada esposa. Es curioso cómo somos los espectadores. Tan permeable a eso que se llama fin. Ahí un soltero más. Ahí un Gobierno en apuros. Todo vale.