Irene Villa

Gracias

No os podéis imaginar lo importantes que han sido vuestras muestras de cariño y apoyo tras la dura e inconveniente resolución del Tribunal de Estrasburgo de tumbar la «Doctrina Parot». Tal decisión no sólo empaña nuestro ánimo, sino que empaña uno de los pilares de nuestra democracia y el mejor homenaje que pueden recibir los ciudadanos de bien: la justicia. Hoy muchos sentís indignación, vergüenza, frustración, impotencia, injusticia y hasta asco al ver salir de prisión a asesinos y violadores que jamás cumplirán la condena que merecen por sus crímenes ni probablemente llegarán a arrepentirse. Y claro que repugna que ya no exista un instrumento capaz de impedir que caiga la misma pena sobre quien mata a una persona que a veinticinco. Se trata de justicia y no sólo con terroristas, también homicidas y violadores en serie quedarán libres, aunque jamás consigan superar la ignominia en que convirtieron su existencia. Pero me quedo con un pensamiento gracias al cual se supera todo, incluso cuando prescribe sin culpables, y es que el que la hace la paga. De una forma u otra, quien ha masacrado ilusiones, sueños y familias jamás podrá quedar absuelto de su condena moral. También llegan mensajes de incomprensión, y de querer ayudar. Sinceramente, no sé si hay algo que podamos hacer... de momento, estar mañana arropando a los familiares de tantas y tantas personas asesinadas, que es lo que más reconforta y alienta: saber que no estamos solos. Gracias, porque es el mejor homenaje que se puede hacer a la memoria de los que ya no están.