Carlos Rodríguez Braun
Gulag y economía
Las evidencias de su naturaleza criminal han deslegitimado el comunismo. De ahí los esfuerzos en el campo de la ocultación de la verdad. Así, son legión los intelectuales de izquierdas que investigan todos los aspectos represivos del fascismo, pero necesitará usted una lupa para encontrar trabajos sobre los crímenes del socialismo real. Por ejemplo, se ha instalado en la opinión pública la idea de que los campos de concentración comunistas se limitaron a los años de Stalin y solo existieron en localidades remotas como las de Siberia. Mentira. El primer campo de concentración comunista fue establecido en 1919, bastante antes del estalinismo. Y del medio millar de campos que hubo, la aplastante mayoría eran urbanos, como explica en un reciente trabajo la profesora Tatiana Mikhailova, de la Universidad de Múnich: «El 83% de los campos estaba localizado a menos de 35 kilómetros de una ciudad, y el 66% de ellos a menos de 35 km de una ciudad poblada con más de 10.000 habitantes en 1939» («Gulag, WWII and the Long-run Patterns of Soviet City Growth» http://goo.gl/t5ADI). El Gulag tuvo importancia simbólica pero no cuantitativa en la represión: la mayoría de las víctimas del comunismo murieron fuera de los campos; pero sí fue relevante para la economía, porque comportó el suministro de trabajos forzados para infraestructuras y otras obras públicas, en un sistema cuyo feroz antiliberalismo desincentivaba el esfuerzo y la producción.
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