César Lumbreras
¿Habrá aceite?
Los precios del aceite de oliva se han orientado a la baja de forma clara durante el mes de septiembre. Se trata de una situación un tanto chocante. Bien es verdad que a lo largo del último semestre se han alcanzado niveles muy elevados por la importante caída de la producción en España durante la campaña que está a punto de acabar. Es verdad también que, como consecuencia de ello, se ha registrado un descenso del consumo en los hogares, que ha bajado el 12,6 por ciento en el último año móvil, que finalizó el 31 de julio, según los datos del Panel de Consumo Alimentario del Ministerio. Pero también es verdad que las ventas al exterior han evolucionado bien, que no hay reservas para la próxima campaña y que ésta se presenta muy incierta desde el punto de vista de la producción.
En los próximos días comenzará la molturación de aceituna en diferentes almazaras y cooperativas, aunque es verdad que estas tareas no se generalizarán hasta mediados de octubre. En estos momentos hay una gran inquietud sobre el volumen de producción, ya que los olivos de Jaén y del resto de las provincias andaluzas se han visto muy afectados por el clima, primero en la época de la floración y, después, por las elevadas temperaturas y, sobre todo, por la falta de precipitaciones.
Medios del sector hablan ya de pérdidas irreparables, que serán mayores si no llueve ya. Hasta el momento lo que hay son impresiones y todavía es muy pronto para avanzar una cifra de producción que resulte fiable. A la vista de esas dudas más que razonables sobre los resultados, resulta más sorprendente si cabe la caída de los precios, que se sitúan, según las últimas operaciones, por debajo de los cuatro euros por kilo para los vírgenes extra.
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