Iñaki Zaragüeta

Hora de rectificar

La Razón
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«Debo cumplir con mi misión histórica y la cumpliré porque la Divina Providencia me ha elegido para ello». Ésta frase podría atribuirse en estos momentos a Mas. Su empeño de organizar un viaje a ninguna parte para millones de conciudadanos, con repercusión en casi 50 millones de, por mucho que le pese, compatriotas, responde más a la mente de un visionario desequilibrado que a un gobernante responsable con objetivos óptimos para quienes representa.

La frase en cuestión, sin embargo, pertenece al cuaderno de notas de Hitler. No pretendo comparar al presidente catalán con el genocida nazi, pero mi amigo Rogelio al recordarla me ha inducido a pensar en su mesianismo. Sólo desde ese prisma se puede comprender cómo un político de la CDC democrática se ha convertido en un sin sentido.

Tanto, que sus más próximos han comenzado ya a decirle «basta» como sucedió en la última reunión con sus más estrechos colaboradores, que es hora de abandonar la compañía y sumisión a los radicales de ERC, la CUP y demás. Hasta el punto que fue el propio Mas, al percibir esa especie de rebelión, quien llegó a conminarles «¿me estáis pidiendo que convoque elecciones?». Desconozco si asintieron, y no sé si terminará esta aventura con una nueva convocatoria electoral (cada vez que lo ha hecho, ha sido para empeorar resultados). Tengo claro es que debería atender las opiniones de sus compañeros nacionalistas moderados para salir de este atolladero tan surrealista en el que él solito les ha conducido y volver por la senda constitucional que tan buenos frutos dio durante decenios a Cataluña y a los catalanes. Si detrás de todo esto hay razones o miedos a los tribunales, lo mejor es someterse a ellos, entre otras cosas porque es inevitable. Así es la vida.