Nacionalismo

Huida hacia adelante en Cataluña

La Razón
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Medio Gobierno de Cataluña echaría marcha atrás si pudiera. Saben, como ha reconocido el destituido consejero Jordi Baiget, que enfrentarse a la legalidad acarrea sus riesgos. Y son conscientes de que chocan contra un muro y que tienen perdido el órdago. El referéndum del 1-O no va a recibir luz verde y, por carecer, carece hasta de urnas y de censo. Pero Carles Puigdemont y Oriol Junqueras han ido ya demasiado lejos y no atienden a razones. Prefieren emprender, en compañía de los descerebrados de la CUP, que son los que les empujan y marcan el paso, una huida hacia adelante contra el sentido común y la Justicia. No les importa cargarse de un plumazo la Constitución, ratificada masivamente por los catalanes, y el mismo Estatuto de Autonomía, del que depende su cargo. Buscan trochas oscuras hacia la independencia con nocturnidad y alevosía. Como ha dicho el portavoz del Gobierno español, el borrador de la ley de ruptura es un disparate que no «resiste ninguna prueba de legalidad» y que aleja a Cataluña, por si había alguna duda, de la Unión Europea. En esto está de acuerdo hasta Podemos. En la huida hacia adelante amenazan a los funcionarios, mossos d’Esquadra, periodistas, jueces y a todo bicho viviente que no se pliegue a sus planes secesionistas, en un ejercicio despótico del poder más propio de otras latitudes. Lo del consejero Baiget no pasa de ser un escarmiento para que no cunda su ejemplo y para que todo el mundo se someta.

Ante la gravedad del desafío, que acaba de confirmar el todavía presidente de la Generalitat, es natural que el presidente del Gobierno y el principal líder de la oposición intercambien puntos de vista y, si es posible, adopten decisiones en común. De ahí la importancia del encuentro de Mariano Rajoy y Pedro Sánchez previsto para mañana en la Moncloa. Era una cita obligada. A pesar del duro enfrentamiento personal y político entre ellos, en esto están condenados a entenderse. Es la más grave cuestión de Estado a la que se enfrenta España en estos momentos. Es preciso encontrar entre todos los responsables de las fuerzas constitucionales –habría que implicar en esto, además de a Cs, también a Unidos Podemos, si está por la labor– una salida a la crisis mediante una intervención bien pensada que restablezca la legalidad, que ahora aparece rota, con el menor destrozo posible en el cuerpo social de Cataluña. Es la hora de la gran política, por encima de las peleas personales y los intereses partidistas. La hora de la mano dura en guante de seda. La hora de la verdad.