César Lumbreras

Íñigo Méndez de Vigo

El secretario de Estado para la UE, Íñigo Méndez de Vigo, se ha metido en camisas de once varas. Ha realizado unas declaraciones, cuando menos inoportunas, que pueden considerarse muy lesivas para los intereses de los agricultores y ganaderos españoles, especialmente si el Gobierno en su conjunto hace suyas las tesis que ha anunciado en relación con la negociación de un acuerdo más que comercial entre la UE y EE UU. En estos momentos ambas potencias están dando los primeros pasos de lo que se llama «Partenariado Transatlántico de Comercio e Inversión», que traducido a lenguaje popular vendría a ser un acuerdo de amplio espectro que iría más allá de las cuestiones comerciales. Pues bien, Méndez de Vigo se ha despachado diciendo que España será «un gran valedor» en Europa de ese acuerdo. Asimismo agregó que «para impulsar el crecimiento, el Gobierno apoya a la Presidencia irlandesa y a la Comisión Europea para que se llegue en el menor tiempo posible a un acuerdo de libre comercio amplio de la UE con EE UU». Puede que desde una óptica general eso quede muy bien, pero el secretario de Estado de Comercio debería saber, primero, que no es una buena estrategia negociadora mostrar prisas, y, segundo, que EE UU es la primera potencia agraria mundial y existe un gran riesgo de que sea el campo de la UE, incluido el español, el que pague la factura de este acuerdo. Y el señor Méndez de Vigo está en su puesto para defender los intereses generales de España, incluidos los de los agricultores y ganaderos. Hace falta saber si la posición expresada por el secretario de Estado para la UE es respaldada por el ministro de Agricultura y por el resto del Gobierno. A la espera de que se aclaren, parece mucho más razonable lo dicho por la ministra gala de Comercio Exterior: «Cualquier precipitación en la negociación perjudicaría los intereses europeos». A aprender, a París.