Julián Redondo
Intocable e inmortal
Vicepresidente de la FIFA con Blatter; vicepresidente primero de la UEFA con Platini; presidente de la «Fortaleza» Española de Fútbol por los siglos de los siglos. Las flechas le resbalan y rebotan en su armadura las balas del arcabuz. Villar navega como nadie en los procelosos mares del fútbol internacional, es intocable, salvo que el FBI diga lo contrario y no hay noticias del retorno de Elliot Ness. En casa no hay quien le tosa y persigue la inmortalidad. Villar es eterno porque ha puesto en marcha un sistema electoral tan primitivo como efectivo: tú me votas, yo te compenso. Controla la Asamblea y en las reuniones de la Junta Directiva impone su criterio con mano de hierro y desafía a cualquiera que le rechiste. La RFEF es la «Fortaleza», perdón, la Federación más poderosa de España y ni la alianza del CSD y de LaLiga, de Cardenal y de Tebas, es capaz de hacerle doblar la rodilla. Dice Villar que los aliados le han metido un gol con el Real Decreto –reparto de los derechos televisivos– y su respuesta no ha se ha hecho esperar: «Me presento».
Según sus amigos, que los tiene y buenos, Villar es un hombre recto y no miente... En cuanto a la segunda aseveración, alguna mentirijilla se le escapa, a quién no. Afirma que se presentará el próximo año a la reelección –octavo mandato, 32 años al timón– porque se lo han pedido... Se presenta porque le da la gana, y así lo comunicó a sus perplejos directivos en una de las últimas reuniones de la Junta, porque se siente intocable, por los apoyos institucionales del exterior, e inmortal en su castillo de Las Rozas. Villar levita.
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