César Lumbreras

Isabel de Castilla

¡Cuántas veces me he lamentado de que conocíamos mejor episodios de la historia de Estados Unidos que los de la nuestra propia gracias al cine y a la televisión! Ahora parece que se ha comenzado a poner algo de remedio a esta situación absurda, porque espero que el éxito de audiencia que ha cosechado la serie sobre Isabel de Castilla o Isabel la Católica sirva de acicate. Ya sé que está en preparación la segunda parte de la misma, pero deseo que la cosa no se quede ahí, porque hay muchos personajes que dan para una película o un serial televisivo. Han sido varios los amigos que, conocedores de mi querencia por este personaje, aunque sólo sea por aquello del paisanaje, ya que nació en Madrigal de las Altas Torres y vivió una parte de su infancia en Arévalo, localidades ambas de la comarca abulense de la Moraña, me han preguntado por algún libro para acercarse más en profundidad a la figura de Isabel. Mi respuesta ha sido la gran obra del insigne historiador Manuel Fernández Álvarez. Es una de las consecuencias positivas que ya ha tenido esta serie, independientemente del rigor histórico de la misma. Otra es el aumento del número de visitantes a los lugares donde se desarrollan los acontecimientos que han aparecido por la televisión, con el consiguiente beneficio para la gente de aquellas tierras, al margen de algunos entuertos que se han debido deshacer. Ya ha quedado claro cuál es el camino, ahora sólo falta recorrerlo. La historia de España da para todo: intrigas, conspiraciones, amor, desamor, momentos épicos, mucho más que la de Estados Unidos, aunque sólo sea por los siglos que llevamos de ventaja. Isabel ha sido el comienzo. Las teles tienen un filón.