Fútbol

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Juan Mata

La Razón
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«Cuando los instintos reemplazan a las ideas todo se vuelve muy confuso y los mejores esfuerzos fracasan», piensa en alto Mario Vargas Llosa. Y cuando el corazón exprime las posibilidades del cerebro sale el arcoíris y disuelve las peores tormentas. Juan Mata, internacional español del Manchester United, tuvo una idea, bella y solidaria: donar el uno por ciento de su sueldo para mejorar las vidas de los menos afortunados. La fundación «Common Goal» le propuso liderar la acción en agosto y a punto de terminar 2017 ya son 41 los futbolistas que han seguido su ejemplo. Hay hombres, como él, Chiellini, Kagawa o Hummels, y mujeres, como Vero Boquete, Alex Morgan u Olga García. El compromiso de Mata es absoluto, «tenemos muchas oportunidades sólo porque jugamos a un juego de niños», y su ejemplo cunde.

Decía el inolvidable Laszy Kubala, cuando entrenaba al Murcia y remoloneaban los jugadores, que no entendía cómo no entregarse a una actividad que es un juego remunerado. El futbolista vive en una montaña rusa, protegido de las tormentas por un paraguas tan débil en las lesiones como en los ataques de desánimo. Hoy los del Barcelona disfrutan de la euforia de un 0-3 en el Bernabéu encaramados a la ola, mientras los del Madrid rumian la derrota y, con Zidane a la cabeza, intentan remediar el descalabro que significa perder la Liga en diciembre mientras buscan soluciones, procurando que los sentimientos de los aficionados no resulten tan tempestuosos que les impidan recuperarse y no salga el arcoíris hasta la siguiente temporada.

La entrada de Rakitic «hasta la cocina», el despiste de Kovacic, la pasividad de Marcelo, los goles de Suárez, Messi y Vidal, la impronta de Leo, la lucha estéril de Cristiano, la desgracia de Benzema, la pericia de Valverde o la excesiva confianza de Zidane en el compatriota Karim han marcado la Liga, ese mundo paralelo al de Juan Mata.