Pedro Narváez

Juicio a una zorra

Vuelven los pirómanos antorcha en mano buscando entre sus escombros a quien quemar en el molino de Frankenstein. Ya no les basta con los representantes del PP, ahora buscan caza mayor en una selva peligrosa, sangre de izquierda. El intento de boicot a la actriz Carmen Machi, que representa en el Lliure «Juicio a una zorra», por firmar a favor del federalismo y por una Cataluña dentro de España, debería acabar con su instigador -un actor que vive de parodiar al Rey- en la plaza pública y no en unos azotes intelectuales que hacen cosquillas en el cerebro. Los socialistas han preferido inmolarse. Los veo en el circo romano a la espera de ser devorados por leones independentistas, sin ánimo de defensa, desnortados como zombies a los que les da igual morder que morir. Qué más da morir si ya estás muerto. Machi es una actriz enorme que ha impuesto el talento a su físico. El público la aplaude en pie cuando termina de hacer de Helena de Troya o se ríe en su casa con el neosurrealismo de «Aída», un mejor relato cotidiano que el diario de sesiones del Congreso, que es en lo que coincido con Nacho Vidal. Machi es también un ariete de la izquierda aunque no se prodigue en esos manifiestos que vienen a ser carta a los Reyes Magos de quienes no creen en ellos. Por eso es aún más doloroso que los líderes del PSOE o IU que entran gustosamente al trapo en cualquier polémica absurda no utilicen sus nombres como escudos ante la barbarie y se arredren porque un actor del que nadie conoce el nombre tras la frontera del Ebro enseñe una dentadura carcomida pero aún dispuesta a devorar corderos. La cobardía provoca por omisión los mayores conflictos de la humanidad. También nos hace peores personas. Imploremos al Mago de Oz. Es la hora de los valientes. Pero no están.