Junio, clave

El mes de junio, que acaba de comenzar, será clave para los intereses del sector agrario español. Alguien podría decir eso de que «ya estamos otra vez con la misma cantinela». Pues sí, es verdad, tanto lo uno como lo otro. Me explico. A finales de este mes debería conseguirse un acuerdo definitivo sobre la reforma de la PAC entre el Consejo de Ministros, la Comisión y el Parlamento Europeo. Tendríamos así fijadas las reglas del juego de carácter general hasta el año 2020, pendientes de que se arregle por los representantes de las tres instituciones citadas anteriormente el asunto del dinero y del Marco Financiero Plurianual hasta esa fecha, cosa que está complicada.

Una vez que se alcance ese acuerdo político sobre la PAC se habrán despejado unas incógnitas, pero permanecerán otras. Corresponderá despejar estas últimas a la Comisión, mediante el desarrollo de sus reglamentos respectivos, y a los Estados miembros, que deberán decidir cómo se aplica la nueva PAC en sus territorios en aquellos puntos en los que tengan margen de maniobra, que serán muchos. En España ese proceso negociador interno va a dar muchos quebraderos de cabeza. Pero, mientras llega eso, ahora lo urgente es constatar que el principal problema que hay en Bruselas es el porcentaje de convergencia interna de las ayudas directas en cada país. Cañete ha dicho que este tema es una «línea roja» para España y que no está dispuesto a tragar con lo que quiere el comisario. No somos el único Estado miembro que opina lo mismo, aunque sí el que lo ha dicho de forma más clara.