Martín Prieto

Justicia universal y peligro amarillo

La fotografía del misterioso monasterio de Potala, en Lhasa, capital de Tíbet, envenenó mi infancia hasta otra reciente en la que frente a las inacabables escalinatas de madera en zig-zag permanecía estacionada una caravana de motocarros expendiendo comistrajos y refrescos chinos. Decidí no peregrinar a Potala ni a invitación del Dalai Lama mientras persistiera la ocupación china; es decir: nunca jamás. Me temo que los agentes que comisione el juez de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno, para viajar a detener al ex presidente Zemin y su ex primer ministro Peng, pedirán baja por enfermedad ante lo dificultoso del servicio. ¿Conocerá el magistrado las características del régimen chino, o su señoría está haciendo un brindis al sol al pueblo tibetano? La Justicia universal es una loable utopía, esa flecha que se lanza contra una diana situada en el infinito. Este principio, iniciado en Nüremberg, sólo ha funcionado en las recientes Cortes sobre Derechos Humanos a cuenta de asesinos de Estado de países fraccionados, débiles o bajo intervención internacional. Ya que no se puede ordenar la busca y captura de Hassan II por haber arrasado todas las normas internacionales en el Sahara, podríamos sumariar a su sucesor, Mohamed VI, con las consecuencias previsibles. Somos dados a las machadas del Capitán Trueno. Estados Unidos no nos declaró la guerra por Cuba; fuimos nosotros por Real Decreto de 23 de abril de 1898. Es más: el estupefacto almirante Cervera recibió la orden de desembarcar infantería de marina en Florida tras desbloquear la isla. Todo entre el fervor y la algarabía castiza. Algo de ese espíritu ronda la Audiencia. Antes de traernos esposados a Zemin y Peng deberíamos mirar cuánta deuda española compra China. Las jerarquías chinas no son individualidades sino representación de la teocracia comunista y son insoportablemente susceptibles a la injerencia extranjera. Si han protestado por la chinita asesinada en Compostela, imaginen su reacción ante el biempensante mangoneo tibetano.