La avaricia de Rosa Díez

L a decisión de UPyD de romper su acuerdo de Gobierno en Asturias desvela, para quien no lo tuviera claro, cuál será la política de Rosa Díez: aprovechar al máximo su mínima pero esencial aportación. No importa el proyecto global, sino el suyo. Tratará de cambiar toda la legislación que pueda en beneficio de su coyuntura minoritaria en las urnas, para garantizarse su existencia en el concierto político español. Es comprensible que lo haga ahora aprovechando la debilidad que muestran las dos principales formaciones, PP y PSOE. Contará para ello con la aportación de Izquierda Unida y de algún otro en la misma situación. Otra cosa es que los dos grandes se lo consientan.

Me lo decía hace algún tiempo un político de relieve: «No me gustaría tener que depender de UPyD y estar obligado a negociar con Rosa Díez; son muy duros e insaciables». Aunque, por otra parte, ésta ha de medir muy bien sus apuestas, que son órdagos, para evitar dar la imagen de que sus colaboraciones, más que una solución, son un problema. Ya se sabe, la avaricia nunca se da por satisfecha y, además de romper el saco, como dice el refranero popular, seca el alma.

Quizá ha llegado el momento de que PP y PSOE se planteen la conveniencia de navegar juntos en determinados asuntos fundamentales para todos nosotros y para España, como hacen países como Alemania, en donde nadie se plantea otra vía que el acuerdo entre los dos grandes. Ahora es al PSOE y al Gobierno asturiano de Javier Fernández a los que pone en jaque UPyD; en otro momento y en otro lugar, será al PP. Así es la vida.