Alfonso Ussía

La basura del chulo

La Razón
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Y entró el ginecólogo en la habitación de la adormilada madre. Seguramente el padre también se movería por ahí. Y con la voz campanuda de los ginecólogos de antaño, mientras acariciaba la mano de la madre aún doliente, le dio las noticias del parto. «Señora, enhorabuena. El niño está perfectamente bien. Pero lamento decirle que en mi opinión, acaba usted de dar a luz a un imbécil».

Ginecólogo visionario.

Hoy, 12 de octubre, Fiesta Nacional, de la Hispanidad, y Día del Pilar que es la Patrona de la Guardia Civil, los Paseos del Prado y de Recoletos de Madrid se han vestido de decencia y de patriotismo. No se trata de una nostalgia, sino de una realidad. Ante el Rey, que en compañía de la Reina y sus hijas ha presidido el desfile militar han pasado cuatro mil españoles honrados, admirables y entregados al servicio de los demás. También desde el cielo, con el desfile aéreo culminado por la Patrulla Águila del Ejército del Aire que ha dejado entre las nubes amenazantes una efímera y bellísima Bandera de España. Hoy, las calles de Madrid son una fiesta de orgullo y emoción.

Cuando la joven madre se recuperó del todo, ignoraba si aquellas palabras del ginecólogo que bailaban en su cabeza eran reales o consecuencia de la dosis de anestesia que se aplicaba a las mujeres con el parto ya superado. Y se lo comentó a la mejor de sus amigas, que se había quedado en la clínica para hacerle compañía. «Me ha dicho el médico, o he creído oírle, o lo he soñado, que he dado a luz a un imbécil. Y me parece una impertinencia por su parte». La amiga calmó su desasosiego. «Lo has soñado, que ya sabes cómo son las anestesias. Desajustan la mente».

Una buena amiga.

La Virgen del Pilar además de una devoción y un símbolo sagrado es una referencia de España. Se puede ser creyente o no, pero la segunda alternativa no justifica la grosería, la procacidad y la zafiedad de un chulo de la basura. Por otra parte, deja en muy mal lugar a esa «Cultura» que dicen conformar otros miserables como él. El villano que ha vivido subvencionado por los impuestos de los españoles está obligado, como poco y en muestra de gratitud, a respetar a quienes tenemos a la Virgen del Pilar como nuestra Madre.

La amiga, pasados los años, le diría a la madre del recién nacido. «Creo que me equivoqué cuando te dije que lo habías soñado. Aquel ginecólogo tenía toda la razón. Tu hijo no es sólo un imbécil, es un malnacido, y me cuesta decírtelo porque soy tu amiga».

Tarde, pero cayeron las vendas de sus ojos.

En su página de «Facebook», con la delicadeza y el respeto a los demás que caracterizan a este «representante de la Cultura», la alcantarilla por definición ha escrito: «Me cago en el 12 de octubre. Me cago en la Fiesta Nacional. (Yo me quedo en la cama igual, pues la música militar nunca me supo levantar). Me cago en la Monarquía y en sus monarcas. Me cago en “el descubrimiento”. Me defeco en los “conquistadores” codiciosos y asesinos. Me cago en la conquista genocida de América. Me cago en la Virgen del Pilar y me cago en todo lo que se menea. Nada que celebrar. Mucho que defecar. Boas noites».

Con independencia de la procacidad de su «Cultura», a este individuo hay que decirle las cosas con la mayor claridad. Que es un sinvergüenza, un amargado, un fracasado y un perfecto imbécil. A falta de noticias acerca de su trabajo –vago redomado–, busca con el insulto grosero el escándalo para mantenerse en boca de todos. Espero que sea ésta la última vez que escribo del estercolero. He intentado no hacerlo, pero hoy se merece mi público desprecio.

«Señora, lamento decirle que, en mi opinión, usted acaba de dar a luz a un imbécil».

Y la madre de Guillermo Toledo, que no tiene la culpa de nada, como es obvio, gimoteó.

Y el ginecólogo se quedó corto.