Política

Ely del Valle

La burbuja del referéndum

La burbuja del referéndum
La burbuja del referéndumlarazon

Demasiadas vueltas para llegar a ninguna parte; demasiado tiempo mareando la perdiz para llegar a la única conclusión posible: NO.

El referéndum catalán, el que Mas reconoce en privado que no se celebrará –Rubalcaba dixit– es una pompa de jabón. Lo sabemos, y lo sabemos además desde el principio, porque no es por mucho que algunos se empeñen una cuestión de simpatías o rechazos, de sentimientos o convencimientos sino de ley. No es, ni siquiera, una vía muerta, porque nunca estuvo viva. Sin embargo aquí estamos dándole vueltas a la peonza y pronosticando futuribles sobre el estatus europeo que perdería Cataluña si sucediera lo que hoy por hoy es imposible que ocurra.

El dichoso referéndum, sin embargo, está provocando, desde su rinconcito el limbo de los nonatos, un efecto mariposa económico, social y político cuya penúltima consecuencia ha sido un calambre importante al músculo de los socialistas en vísperas del anuncio más esperado desde la última elección papal: el de la fecha de sus primarias. Las disensiones en el seno del PSC y la ruptura de la disciplina de voto de tres diputados catalanes a favor del traspaso de competencias que buscan los independentistas ha vuelto a poner en evidencia que tanto en el PSC y como en el PSOE –partidos hermanos, distintos partidos o mismo partido, según las circunstancias– sus líderes están flojos de corsé y llevan lo de la cohesión interna manga por hombro.

Nunca sabremos la cantidad de tinta, de palabras, de horas de televisión y radio, de densidad en las redes sociales y de elucubraciones que estamos perdiendo – y lo que te rondaré morena– a cuenta de una consulta que, de momento, lo único que ha conseguido es un desgaste importante para empresarios, partidos políticos, ciudadanos y para la imagen de todo el país. Demasiado para un imposible.