Martín Prieto
La charanga de cine español
Lo más visto del cine español es la gala en la que se entregan esos premios que poblarían los peores sueños de Goya. Y no ha lugar a la consolación porque la charanga es retransmitida por la televisión pública que sufragan los contribuyentes para satisfacción onanista de los cómicos de la legua. Si el aburrimiento matara (que mata) la gala sería más letal que el cólera morbo y es la prueba de Dios de que si no saben resolver con ingenio un par de horas de entretenimiento festivo ¿cómo van a evitar la estampida de cinéfilos de las salas de proyección? Tal es su falta de seriedad que el presentador atribuye la serie «James Bond» al cine americano cuando es la saga más prolongada de la cinematografía británica. Se nominan películas retiradas con nueve mil espectadores, y la propia gala desangra su audiencia. La pomposa Academia de Cinematografía se ha autoconvencido de que es el ombligo de la cultura, cuando sólo es industria herrumbrosa en la que se hacen películas subvencionadas que no se estrenan y se dan productores judicializados que no pagan. Toda su crisis la dan al IVA y a que los españoles no financiamos con impuestos su sequía de talento. El cine es un factor más, pero desde los hermanos Lumiêre ninguna generación ha sido educada culturalmente mediante el visionado de películas, a menos que estimemos que la exitosa serie de «Torrente» contribuya a la formación cultural del país. Sólo en contadas excepciones el cine forma y educa; el cine es, por su propia idiosincrasia, entretenimiento, y hay películas que entretienen tanto como un casino de Las Vegas, que al menos puede describir culturalmente los estragos de la ludopatía. Los entrañables titiriteros se niegan a entender que a los españoles no les gusta su cine, y de gala en gala, de charanga en charanga, mitineando sollozantes y mal vestidas ellas sobre el aborto que confunden con un problema sexual, llegarán a exhibir en las filmotecas.
✕
Accede a tu cuenta para comentar